Una pequeña historia de infieles
Por Ana Josefa Silva V.
@ana_josefa
Nunca sobrará una nueva mirada sobre algo tan recurrente, complejo y revisitado como un triángulo amoroso. Más aun si se lo aborda desde el cotidiano total.
En plan realista y una narración estrictamente lineal, eso es lo que hace la película rumana “AQUEL MARTES DESPUÉS DE NAVIDAD” (Cannes, Selección Un certain regarde).
Paul mantiene hace unos meses una relación amorosa con Raluca, la joven dentista que atiende a su hija de 8 años. El está casado hace 10 con Adriana, con quien lleva un matrimonio bien avenido y sin sobresaltos.
Eso es, al menos, lo que nos deja ver la película, que tan solo se detiene a relatar unos cuantos días en la vida de este hombre –ese es el punto de vista desde el que se narra–, ya que todo transcurre y se precipita en un par de días previos a Navidad.
Lo que resulta más interesante es que la historia se circunscribe al ajetreo diario y menor de este pequeño grupo de personajes sin soslayar nada, pero tampoco sin argumentar o adentrarse en explicaciones. La puesta en escena nunca se aleja de esta engañosa superficialidad: esto es lo inquietante. No hay desgarro (aparente), no hay tragedia (aparente), no hay desasosiego… Y sin embargo todo se mueve hacia algún lado incierto y que no puede ser incruento. Hay notables secuencias –como la que se desarrolla en la consulta de Raluca– en que la tensión es tan imperceptible como real.
En este sentido la película está en las antípodas de “Anna Karenina”, una tragedia estremecedora casi de principio a fin acerca de una infidelidad, como también está muy lejos de aquella desgarradora e inolvidable película rumana que abordaba otras vidas opacas, “Cuatro meses, tres semanas, dos días”.
Puesta en contraste, “Aquél martes después de Navidad” (una desafortunada traducción) casi puede ser acusada de fría. Pero no lo es. Es más bien un acto voyerista ejecutado solo hasta cierta profundidad nada más.
Esta “externalidad” y la sucesión de situaciones también podrían, incluso, hacer pensar que se trata de un filme “teatral”. Pero, tampoco. La cámara y su juego de encuadres (notable la espera de la cena de Nochebuena o la escena con la madre de Raluca) aportan significados distintos a lo que el texto y las interpretaciones actorales pudieran entregar por sí solas.
Esta es esa clase de películas que crecen en valoración a medida que uno va tomando distancia y decantando la experiencia de haberla visto.
IDEAL PARA: rastreadores de propuestas cinematográficas.
“Aquél martes después de Navidad”
(“Marti, dupa craciun”)
Reparto: Dragos Bucur, Maria Popistasu.
Dirección: Radu Muntean.
Rumania, 2010.
Mayores de 14.
INTERESANTE.