Por Ana Josefa Silva V.
@ana_josefa
“Todo muy lindo, cuidado, correcto y profesional, pero hace tiempo que no me aburría tanto en el cine como con los 158′ de Los Miserables”.
En 140 caracteres eso es lo que plasmó un crítico de cine argentino en su Twitter (y que fue retuiteado por un colega chileno).
Suena a sacrilegio si se considera que desde que naciera como novela de la pluma de Victor Hugo, pasando por sus numerosas versiones en musicales de teatro -Broadway y demás plazas- y otras tantas en celuloide, “Los Miserables” ha sido venerado por generaciones y generaciones de artistas y espectadores.
Pero las opiniones no sólo son muy subjetivas sino que aquello que a alguien le aburre y a otro le entretiene entra en el infinito campo de lo estrictamente personal.
Esta nueva aproximación a “Los Miserables”, que llega postulando al Oscar a Mejor Película (además de Mejor Actor, Actriz de Reparto, Dirección Artística, entre otros), no introduce ninguna rareza como para espantar al público conocedor. Y sí es importante advertir que, a diferencia de otras versiones fílmicas, esto es un musical de principio a fin.
Para bien o para mal.
Para bien, porque si algo hizo bien Tom Hooper (“El discurso del rey”) es armar un casting lleno de secundarios que son cantantes profesionales, más que estrellas de cine, a la vez que obtiene grandes resultados en lo lírico con aquellos actores que sí lo son y que tienen en sus manos los roles principales: Hugh Jackman, intenso como Jean Valjean; Russell Crowe, como su antagonista, el feroz Javert; Anne Hathaway como la más trágica de las heroínas imaginables, Fantine. Notables voces las de Amanda Seyfried como Cosette, o Samantha Barks como Éponine. Pero si hablamos de música, lejos, lo mejor logrado son los grandes coros, gracias a los cuales el cierre (“¿Oyes al pueblo cantar?”) es sencillamente grandioso.
¿Y para mal…? Bueno, que un musical se trata de todo el mundo cantando a cada rato.
Es decir: si a usted no le gustan los musicales, más bien que no la vea, por más que “Los Miserables” tenga una bellísima partitura. Esto está más cerca de un musical de Broadway que de una producción de Hollywood (lo que no quita que la inversión en escenarios, vestuarios y maquillaje parezca ilimitada).
“LOS MISERABLES”
(“Les Misérables”)
Reparto: Hugh Jackman, Anne Hathaway, Russell Crowe, Helena Bonham-Carter, Sacha Baron Cohen.
Dirección: Tom Hooper.
Gran Bretaña, 2012.
Duración: 158 minutos.
TODO ESPECTADOR.
Creo que si bien a ratos se vuelve agotador que más del 90% de los diálogos sean cantados, ésto se compensa infinitamente con las actuaciones, la fotografía, el diseño de producción y el vestuario.
Las actuaciones tanto de Hugh Jackman, Anne Hathaway, Russell Crowe y de los secundarios (donde injustamente la temporada de premios olvidó a Amanda Seyfried) son sólidas.
Hugh Jackman le da tanto matiz a su voz y fuerza a su personaje que traspasan la pantalla, olvidando que es Wolverine o Charlie Kenton de Gigantes de Acero el que está actuando y nos permite adentrarnos en Jean Valjean de principio a fin. Definitivamente una de sus mejores actuaciones en cine.
Por su parte Anne Hathaway, como la gran Fantine, realiza una conmovedora actuación que da cuenta porque ha sido tan elogiada y se está llevando todos los premios de la temporada. Sí es cierto, la Hathaway no actúa más allá de 45´, pero es la calidad y dramatismo de su interpretación la que la hacen merecedoras de tanta admiración.
Russell Crowe por su parte, como el correcto y apegado a la ley, Javert, nos demuestra como un hombre puede seguir a sus convicciones hasta el final, incluso hasta la muerte y es ahí donde el personaje y los jóvenes revolucionarios se parecen e identifican, ya que ambos luchan por lo que creen correcto: seguir a sus ideales y principios, a pesar de las consecuencias.
La fotografía, el diseño de producción y el vestuario junto con las actuaciones, son lo más importante de la película, y lo que da fuerza para que el guión y el libro de Víctor Hugo se expresen y se luzcan, ya que cada detalle, cada ambientación están cuidadas al máximo y posibilitan que el espectador se sumerja en la historia, permitiéndole sentirse parte de ésta y empatizar con el sufrimiento y el via crucis de cada uno de los personajes, sobretodo de la querida Fantine y de Jean Valjean.
En resumen, 158´de los cuales quizá 150´son cantos pueden ser cansadores, lo que se manifiesta a la mitad de la película donde el interés a veces decae un poco, pero este aletargo es sólo pasajero hasta el momento en que los jóvenes franceses comienzan a dar la lucha por una Francia más digna, igualitaria y justa, y que da paso a la distensión de los nudos argumentales, y al fabuloso final en que el guionista nos obsequia la oportunidad de ver nuevamente a la abnegada Fantine, pero esta vez en paz y alejada de todo el sufrimiento que tuvo que padecer para mantener a su pequeña Cossette.
EL MUSICAL ES UN GENERO IDEAL PARA DIVIDIR A LA CRITICA, EN LO PERSONAL ES UN TIPO DE PELICULAS QUE ME AGRADAN MUCHO, CLARO ESTA, PENSANDO EN GRANDES OBRAS COMO THE SOUND OF MUSIC O MY FAIR LADY. POR EJEMPLO. EN ESTE CASO, TENGO QUE LAMENTAR QUE UN GUION DE PRIMER NIVEL SE PLASME EN LA PANTALLA COMO UNA LATA ESPANTOSA!
JORGE URIBE ALVAREZ, ESPECIALISTA EN CINE
juribea59@gmail.com