Por Ana Josefa Silva V.
@ana_josefa
Un muy interesante ensamblaje entre cine y teatro propone Joe Wright en su versión de “Anna Karenina”, lo que incluyó rodar al interior de unos estudios reacondicionados, desechando los grandes exteriores que sugiere la historia.
Telones que suben y bajan, personajes entrando y saliendo de bambalinas y bastidores, trenes de juguete, maquetas, mucho juego de luces enmarcan la historia de la joven aristócrata rusa, casada y amante de su familia y contenta en su posición, cuya vida se descalabra al enamorarse apasionadamente de otro hombre.
La máxima heroína romántica de fines de siglo, surgida de la pluma de León Tolstoi, reaparece en el cine encarnada esta vez por Keira Knightly, con quien Wright había trabajado en “Expiación” (2007) y “Orgullo y prejuicio” (2005).
Anna, que lleva una cómoda vida con su marido Alekséi Karenin (Jude Law) en la alta sociedad de San Petersburgo, viaja a Moscú. En la estación de tren conoce al Conde Vronsky (Aaron Taylor-Johnson), con quien se reencontrará en un baile. Allí, la pasión entre ambos queda en evidencia, para gran escándalo de la sociedad (que desempeña el papel del espectador en este gran teatro).
La audacia de esta versión (con guión del premiado dramaturgo Tom Stoppard, guionista de “Skakespeare enamorado” y “Brazil”), de elegir elementos ricos teatralmente pero lejos del naturalismo, la distancia de lo que ya se ha hecho innumerables veces en el cine, desde 1911. Greta Garbo la protagonizó dos veces (1927 y 1935), también lo hizo Vivien Leigh (en 1948, nueve años después de inmortalizar a Scarlett O’Hara en “Lo que el viento se llevó”) y Sophie Marceau (1997), en la última versión cinematográfica conocida.
Wright apuesta por subrayar atmósferas y escenas que aluden al estado interior de sus personajes, particularmente la lucha desesperada y desigual que mantiene Anna por arrasar con las convenciones -y de paso, con las comodidades de su propia vida-, inundada por una pasión que jamás ha sentido en sus jóvenes años de vida y partida en dos entre el amor por su pequeño hijo y el que vive con Vronsky.
Las secuencias -aun las de la estación de tren, tan omnipresente, y la carrera de caballos- transcurren así en interiores que dejan ver los artificios escenográficos del teatro, en oposición a los magníficos escenarios naturales que han estado en anteriores versiones para la pantalla grande. Wright se concentra en sus protagonistas y convierte a la sociedad en un gran coro juzgador y muy presente.
Keira Knightly va ganando en dramatismo a medida que se precipita la tragedia, no así Taylor-Johnson, a quien le falta impronta, mientras que Jude Law se muestra correcto en su rol. Ello obedece a que esta es una película en que las atmósferas, escenarios y disposiciones escenográficas son lo relevante y llamativo.
La excepción a estos espacios cerrados -que también lo son en espíritu- lo constituye lo que rodea a Lyovin, un hombre que ha optado por el campo, desdeñando la opulenta sociedad moscovita y de San Petersburgo. A través de Lyovin y la presencia de ciertos símbolos -el martillo que cae en la estación, el obrero muerto, la guadaña y la hoz de los segadores de los campos de trigo- se asoma el germen de los dramáticos y profundos cambios que vivirá la gran madre Rusia, aunque falten 40 años para que eclosione. Es 1874 en la Rusia imperial.
La tragedia caerá inexorable.
“Anna Karenina”
Reparto: Keira Knightly, Jude Law, Aaron Taylor-Johnson, Matthew Macfayden, Kelly Macdonald.
Dirección: Joe Wright.
Guión: Tom Stoppard.
Gran Bretaña, 2012.
Duración: 129 minutos.
película de gran factura que muestra una preocupación por los detalles artísticos en su totalidad.
un guion muy bien adaptado que fluye y no decae jamas, los actores se lucen y nos entregan una alta dosis de dramatismo.
un clásico del amor, que aun esta vigente y que de seguro, no dejara a nadie indiferente.
muy buena
Desde Visconti que no veía una obra de arte de esta envergadura. Cuadro a cuadro, pintados a mano. No hay detalles, y un derroche de actrices y actores britanicos espectaculares. La puesta en en escena. de Joe Wright es la de un verdadero artista. Creativo, ingenioso, innovador. Queda junto a los muy grandes como Visconti, Tarkowski, Bergman y muy pocos mas.
Una de mis historias favoritas. Muchas mujeres han de sentirse indentificadas sin duda con Anna Karenina. Una hermosa puesta en escena, es como estar en el teatro viendo la obra, una historia bien contada, sobria. Mujeres, véanla.
UNA HISTORIA MUCHAS VECES FILMADA, QUE EN ESTE CASO NOS MUESTRA UNA VERSION MAS QUE INTERESANTE….TODO GRACIAS A UN GUION QUE FLUYE NATURALMENTE Y UNA ACERTADA ELECIION DE REPARTO…..FILM QUE SE DEJA VER CON GUSTO, ESCENAS DE GRAN CALIDAD VISUAL!!!!!!
JORGE URIBE ALVAREZ, ESPECIALISTA EN CINE
juribea59@gmail.com
Anna Karenina es uno de mis libros favoritos desde que tenía quince años. aunque hay otros personajes literarios europeos y norteamericanos igual de interesantes, con temas similares por ejemplo Madame Bovarie, la edad de la inocencia y Tess de Duverfild. son muy interesantes y entretenidos. hay películas, pero no se comparan con los libros