Por Francisco Javier Bernales
Repleta la sala en el GAM, bello e interesante espacio cultural que sorprende por su variedad de estilos y tendencias.
“Gloria” convocó a un público heterogéneo, mezclado, variopinto, interesado en la obra, atento a cada detalle. Esta obra atrapó a todos, es entretenida, es una ópera moderna en su música, y novedosa en su libreto. Con orquesta de cámara, Sebastián Errázuriz toma un entretenidísimo libreto de Felipe Ossandón que aborda el mundo de la farándula y la TV con su “people meter” como idea central del argumento.
La música escrita por Errázuriz no es de melodías tradicionales, es francamente contemporánea y por ende no encontraremos motivos fáciles ni nada de eso. Si la obra fuera traspasada a CD de audio solamente, sería necesario conocer bien la trama y acompañarse con el libreto, para encontrar el sentido exacto a la propuesta musical; que resulta muy bien lograda, muy consistente y acorde al libreto.
Errázuriz es un muy buen músico, entiende perfectamente lo que desea transmitir, no es un copión de nadie y tiene su estilo propio. Obviamente, hay notas de Puccini, Shostakovich, Strauss y tantos otros modernos y contemporáneos, pero que tiene su identidad, nadie lo duda.
El libreto genial de Ossandón fue captado por el compositor, y viceversa. La actuación, producto de la regie de María Izquierdo, es genial también. En esa escenografía tremendamente bien lograda de Cristián Reyes se conjugó un todo de altísimo nivel, puesto que además, y como guinda de la torta, los cantantes estuvieron extraordinarios, todos; agreguemos a los actores y bailarines profesionales y el resultado es de primer orden.
En la parte vocal, Patricio Sabaté podría ser el más destacado, pero es que es muy difícil elegir cuando todo el resto -Constanza Dörr, Claudia Godoy, Claudia Pereira y Pedro Espinoza- estuvo perfecto. Se eligió a lo mejor de nuestra nutrida carpeta de valores chilenos, donde tenemos cantantes de ópera de primerísimo orden. Hace rato que Chile se puso pantalones largos con nuestros líricos.
“Gloria” es una obra que hay que ver. Es imposible aburrirse, es imposible decir que no se entiende, es una obra integral, trabajada con un gran profesionalismo en todas sus aristas. Nada se dejó al azar. Todo el equipo entregó parejamente un nivel de excepción, por lo que tiene más que merecida su alta afluencia de público, los aplausos y la admiración de los entendidos. Un orgullo para nuestro país.
“Errázuriz es un muy buen músico, entiende perfectamente lo que desea transmitir, no es un copión de nadie y tiene su estilo propio. Obviamente, hay notas de Puccini, Shostakovich, Strauss y tantos otros modernos y contemporáneos, pero que tiene su identidad, nadie lo duda.”
Respecto a esto, debo decir que parte de la ópera es un auto-plagio de obras como “Geografía del desastre”. Me llama la atención que todas las críticas y comentarios (de gente que se supone que “Algo sabe”) no hablaran de lo cutre y balurdo de la música instrumental en esta ocasión. Sobre Puccini, Dimitri y Richard, me parece, como chiste y humor, el mejor que he leído en días.
“…los cantantes estuvieron extraordinarios, todos; agreguemos a los actores y bailarines profesionales y el resultado es de primer orden.”
En este punto estoy de acuerdo, de los intérpretes no hay quien haga mal su trabajo, incluso diría que destaca la calidad de estos. Aún así, como Halle Berry y su buen trabajo en “Catwoman”, no evito el mal guión y el bodrio de película que esta fue.
“Es imposible aburrirse, es imposible decir que no se entiende, es una obra integral, trabajada con un gran profesionalismo en todas sus aristas.”
Aburrido no, pero tampoco me mantuvo en risas; lo que me mantuvo atento fue la pobreza musical, los aires de “crítica” que esta obra y su autor ensalzaron tal espectáculo para acomodados “lights” y abuelitos, y la idea de que “Esto” fue financiado con casi 70 millones por parte del FONDART ()
(El mecenas contemporáneo de nuestros días, que se encarga de, como bien dijo Mariátegui: “La burguesía quiere del artista un arte que corteje y adule su gusto mediocre”, función que el Fondo para el arte y Errázuriz han cumplido con mérito); ” la admiración de los entendidos.”: Lo único en que puede sostenerse gente como Sebastián y su trabajo es en la apoyatura constante en “entendidos”, que no sean ni críticos, ni arriesgados, solo simples productores de espectáculos.
Cuando un estreno es bienvenido y aceptado es una situación muy distinta cuando esta genera nuestra indignación, por eso me quedo con el inicio del último párrafo, para que nos demos cuenta de como el “Arte” de Errázuriz (aquel que glorificó como suyo en pos de otras expresiones, incapaz de argumentar al cuestionamiento de Pamela Jiles) es uno más dentro de la banalidad, una instancia de onanismo para nuestra acomodada visión del mundo…
“Gloria” es una obra que hay que ver…