Por Andrés Nazarala
“La Jubilada”, de Jairo Boisier, es una película muy chilena. Primero, porque en otro contexto -por ejemplo, el estadounidense- una retirada estrella del porno no viviría una realidad tan precaria y marginal. Y, segundo, porque es un filme sobre el doble discurso y el prejuicio, defectos que parecieran estar tan arraigados en nuestra sociedad chilensis.
La protagonista es Fabiola (Paola Lattus), quien regresa a su Los Andes natal tras haber pasado siete años en Santiago trabajando en películas pornos. Vuelve derrotada y dispuesta a encontrar un trabajo y recuperar el afecto de su familia, compuesta por un padre reservado y tosco (José Soza) y una hermana (Catalina Saavedra) que no puede ocultar la molestia por haberse quedado a cargo del hogar.
La cámara sigue a Fabiola por calles y paisajes desolados, tratando de reconstruir su vida en medio del cinismo social. Todo lo que le pasa -desde el rechazo hasta la atracción que despierta en un adolescente- pareciera estar determinado por ese pasado que pocas veces se menciona.
Esto le permite a Boisier jugar con las tensiones y los desencuentros, elementos que son coronados con el talento de una Paola Lattus (“Ilusiones ópticas”, “Mitómana”) que da lo mejor de sí misma. Siempre en clave lacónica, en concordancia con una narración pausada y sutil.
“La jubilada” -que se estrenó el año pasado en el Festival de Rotterdam- demuestra, desde la trinchera de la sobriedad, la importancia de contar con un cine de historias simples y contextos reconocibles, ofrecido aquí con honestidad y talento.
Permanecerá en la Sala Cine UC del Centro de Extensión hasta el 5 de mayo.
A.N.R.
“LA JUBILADA”
Reparto: Paola Lattus, José Soza, Catalina Saavedra.
Dirección: Jairo Boisier.
Chile, 2011.
Duración: 82 minutos.
Mayores de 14 años.
Profunda y poco pretenciosa. La historia es conmovedora y las actuaciones muy precisas.
ME GUSTO MUCHO LA PELICULA Y LAS ACTUACIONES, MUY REALES