Por Ana Josefa Silva V.
@ana_josefa
Además de los cuentos de Cortázar (“La noche boca arriba”, ¡insuperable!) o de Juan Rulfo (“No oyes ladrar los perros”, que leerlo aún me estruja el corazón) y los “Papelucho” de Marcela Paz (que ya me los sé de memoria de tanto releer), se me vienen a la memoria algunos de esos libros que estuvieron en mi vida en el momento preciso. Son muchos más que 9, pero estos son los que hoy, el #Día del Libro, espontáneamente vuelven a mí:
“Regreso a Brideshead”. Evelyn Waugh. Me lo regaló una amiga para exorcizar la amargura de un momento que yo estaba viviendo. Agradecida hasta el día de hoy.
“Tokio ya no nos quiere”. Ray Loriga. Lo leí y repasé durante años las muchas frases y palabras que subrayé una y otra vez.
“Mañana en la batalla piensa en mí”. Javier Marías. Cuando lo cerré, estuve mucho rato sin poder despegar mis manos y mi alma del libro.
“La sonata a Kreutzer”. Leon Tolstoi. Estaba en III medio, tenía 5 pruebas que estudiar, vi el libro (una edición antigua y bonita, de mi mamá), lo abrí y no hice nada más que leerlo entero.
“Estío”. Edith Wharton. Más inolvidable aún que “La edad de la inocencia”, pero menos que sus cuentos que alguna vez leí editados en Chile con prólogo de Lillian Calm.
“El verano sin hombres”. Siri Hustvedt. Esos libros que uno le alegran el día de pensar que están en el velador esperándonos.
“La tregua”. Mario Benedetti. Lo encontré de visita en casa de una amiga en Rancagua, luego de un almuerzo estival. No me fui hasta terminarlo.
“El largo adiós”. Raymond Chandler. La novela negra y Chandler, lo máximo que uno puede descubrir.
“Beloved”. Toni Morrison. Leerlo fue tan estremecedor como desechable fue la película.
Ana Jsefa, te comento algunos de mis libros inolvidables; Algunos me marcaron fuertemente durante mi adolescencia, como La Vida Simplemente de Oscar Castro y Casa Grande de Orrego Luco.
El País de las Sombras Largas (pero no la pel{icula, la enconté muy mala).
De más grandecita, El Día en LLamas, la vida novelada de Jean Arthur Rimbau, cuando la terminé, no podía creer la emoción que sentía.
Oir su Voz de Fontaine Talavera, hermosa novela muy bien construida.
Ay Mama Inés de Carlos Guzmán. Tremenda novela histórica, emocionante, con un lenguaje maravilloso.
A Tango Abierto de Ana María del Rio, que refleja la realidad de tantos que quedamos en el camino.
Y ahora, más actual, De Parte de la Princesa Muerta de Kenizé Mourad. También novela histórica sobre la vida de una de las últimas princesa otomanas. Y esas y muchas más, entre ellas La Tregua.