Por Andrés Nazarala
El coreano Park Chan-wook se hizo mundialmente conocido gracias a “Oldboy” (2003), tragedia clásica y sanguinaria que forma parte de su trilogía sobre la venganza, que completan “Sympathy for Mr. Vengeance” y “Lady Vengeance”.
Tomando en cuenta el éxito del filme -es la obra que supuestamente influenció al asesino de Virginia Tech-, su aterrizaje en Hollywood era sólo cuestión de tiempo.
“Stoker: Lazos perversos” lo tiene dirigiendo a Nicole Kidman y Mia Wasilowska; y entrando a occidente con agradecimiento. No sólo por el guiño al autor de “Drácula” en el título, sino que también por la indudable influencia de “La sombra de una duda” (1943), de Hitchcock, la historia de una adolescente que sospecha que su tío, que está de visita, es un asesino.
En la cinta de Chan-wook, el familiar (Matthew Goode) aparece tras la muerte del padre de la protagonista, India Stoker, y gatilla en ella una extraña fascinación. También en su madre, una Nicole Kidman que sabe cómo volverse escalofriante.
La llegada del misterioso personaje (es hermano del padre de India) le dará al director las herramientas para sumar al cóctel hitchconiano un fresco de sofisticadas intrigas familiares a lo Henry James. Pero Park Chan-wook se muestra reticente a revelar fácilmente los detalles de su entramado y opta por el enigma en la narración.
Mayor es el énfasis que invierte en el diseño la puesta en escena. Porque “Stoker” es una película sobreestilizada, gótica, de colores trastocados, que busca la belleza donde aparentemente no está. La violencia es llevada a terrenos visuales con vocación “poética”, como lo prueba una escena en que unas flores blancas son teñidas por la sangre que brota del cuello de una víctima. O, por ejemplo, otra en que el cabello de India se confunde con la hierba.
No hay duda de que el director construye un artefacto cinematográfico interesante y cargado de detalles (con la ayuda de la impecable fotografía de su habitual colaborador Chung-hoon Chung), pero cabe preguntarse si acaso no resulta todo esto un poco gratuito y pretencioso, con el agravante de que el énfasis estético pareciera ser inversamente proporcional al desarrollo narrativo y de personajes.
Con todo, es bueno que Park Chan-wook imponga en Hollywood su sello de autor, en tiempos de fórmulas probadas y escasos saltos al vacío.
“STOKER: LAZOS PERVERSOS”
(“Stoker”)
Reparto: Nicole Kidman, Mia Wasilowska, Matthew Goode.
Dirección: Park Chan-wook.
EE.UU./Reino Unido, 2013.
Duración: 99 minutos.
MAYORES DE 14 AÑOS.
esteticamente muy interesante y con actuaciones rescatables, en una historia de poco atractivo, repetida.