Por Ana Josefa Silva V.
@ana_josefa
Michael Fassbender (“Shame”), Cameron Diaz, Penélope Cruz, Javier Bardem, Brad Pitt. Ese lujo de elenco luce “EL ABOGADO DEL CRIMEN”, la película en la que debuta como guionista el novelista y premio Pulitzer Cormac McCarthy (autor de “La carretera” y “Sin lugar para los débiles”, ambas llevadas al cine; la segunda, con Bardem en el protagónico) y que dirige el legendario realizador Ridley Scott.
Y sin embargo, muchas de las críticas que la preceden —no todas— son lapidarias. La mismísima “Variety” la calificó de “una historia pésima”.
¿Es para tanto?
No, no es para tanto.
Todo parte con una auténtica historia de amor, cruza de “Romeo y Julieta” y “50 sombras de Grey”: el rico, guapo, elegante y ambicioso abogado (Fassbender, actualmente el mejor actor de la plaza), de turbia clientela, y la sexy y algo ingenua Laura (P. Cruz) se aman con pasión. Pero la vida y las relaciones del abogado (no tiene otro nombre) no da para películas románticas. Este es el negocio del crimen —uno brutal, cruel y sanguinario— que bien lleva adelante Reiner (Bardem, con peinado chascón) y Malkina, una hiper sexualizada mujer, de evidentes rasgos sociópatas (Cameron Díaz con un diente de oro), su pareja y partner. Westray (Pitt) completa el quinteto protagónico en un rol nunca del todo claro.
Sin tener idea ni intención, el abogado se entremezcla irreversiblemente con el lado oscurísimo del negocio (lo de “Breaking Bad” es una alpargata al lado de esto) y su vida de ensueño comienza a desplomarse.
La película es un viaje del cielo al infierno, en el que se entrecruzan el lujo más obsceno con la pobreza más ídem. Esto es desigualdad —y sobre todo violencia— en serio: Ciudad Juárez, El Paso y alrededores, donde las desapariciones y los crímenes más brutales se suceden con naturalidad.
Drama, tensión, sexo, bonitos lugares, chicas hermosas, diamantes, clubes lujosos se intercalan con los polvorientos caminos por donde transitan camiones con excrementos y drogas, que se cruzan con ilegales esperanzados con alcanzar el paraíso imaginado.
La violencia abunda, claro, pero hay que reconocer que ciertas elipsis le ahorran a uno bancarse de frentón una película gore.
Lo que en realidad no se le perdona a McCarthy es que se haya pasado por alto que una cosa es un guión y otra muy distinta una novela.
Estos singulares personajes ya descritos no sólo hablan mucho, sino que lo hacen en diálogos rebuscados y hasta confusos (sin la gracia de los de Tarantino). Y no. No son Simone y Jean-Paul en algún café de Saint-Germain-des-Prés del París de los 50, sino unos muy producidos, maquillados y ultrasofisticadamente vestidos Cameron, Bardem, Pé, Fassbinder, Pitt conversando unos con otros y deslizándose por alguna lujosa mansión vidriada, al borde de una piscina bien provista, con copas altas de martini en la mano.
También se suceden ciertas escenas meramente ornamentales, como la adquisición de diamantes en Amsterdam o el orgasmo de Malkina con (sí, con) el auto de Reiner (OK, pasará a la lista de secuencias inolvidables del cine).
Pero dejando todo esto de lado, curiosamente la película funciona perfectamente como un thriller intenso de tintes dramáticos, envuelto en un trabajo de diseño fascinante —vestuario, lugares, ciudades, interiores—, aún en su perverso contraste con el lado sucio del negocio, una versión exacta del infierno.
Al final de cuentas, lo mejor termina siendo la capacidad de Fassbender de entregar un intenso y doloroso dramatismo a su rol.
Ojo con los secundarios (Rosie Perez, Rubén Blades) y cameos: el mismísimo Hank de “Breaking Bad” (Dean Norris) tiene su escenita por ahí.
Curioso artefacto esta película.
IDEAL PARA: Ciertos abogado/as de la plaza.
“EL ABOGADO DEL CRIMEN”
(“The Counselor”)
Reparto: Michael Fassbender, Cameron Diaz, Javier Bardem, Penélope Cruz, Brad Pitt.
Dirección: Ridley Scott.
EE.UU., 2013.
Duración: 2 horas.
MAYORES DE 14 AÑOS.
ENTRETENIDA