Por Marco Antonio de la Parra
@marcodelaparra
Parece que las simpatías del público para el Nobel de Literatura están divididas entre Haruki Murakami y Philip Roth. La obra del novelista japonés ha calado hondo en el mundo occidental con su imaginería sorprendente pero lo suficientemente cercana para tener tantos seguidores. Roth tiene una obra enorme que durante décadas ha ido retratando el mundo judío americano con obras maestras como PASTORAL AMERICANA o EL TEATRO DE SABBATH.
Pero la Academia Sueca es rara vez sensible a la opinión pública y suele trabajar la sorpresa. Sería muy difícil que otra vez el Nobel parta a Extremo Oriente y, aunque tiene una deuda enorme con la lengua inglesa (hace cinco años, desde el Nobel a Doris Lessing que el ganador no es entregado a la literatura en inglés ni tampoco, coincidencia, a una mujer) Roth no parece el nombre.
Por lo mismo, se descarta que se repita la fórmula mujer anglo parlante, con candidatas tan atractivas como Alice Munro, la narradora canadiense que podría jactarse de ser la mejor cuentista viva o Joyce Carol Oates, de vasta y nutrida trayectoria. Philip Roth tiene aun parece la sombra de Saul Bellow sobre sus espaldas, que dejó muy alta la vara hace ya muchos años. El habla inglesa tiene autores de peso pesado como Thomas Pynchon si quieren premiar un autor que nunca ha dado la cara y que es de difícil lectura o Cormac Mc Carthy, cuya escritura tiene un nivel superlativo pero tal vez tenga sobre sus espaldas el peso de haber conocido la adaptación al cine y, a pesar que Harold Pinter recibió el galardón habiendo escrito guiones, el Nobel de Literatura tiene una ambigua relación con el séptimo arte. Un Nobel al inglés sería la apuesta más razonable pero ya vemos los candidatos y sus cuestionamientos. Don Delillo, William Trevor serían sorpresas sacadas de la manga.
Pero sobre todo un Nobel a la narrativa más que a la poesía o al teatro donde pueden entrar autores más conocidos como Amos Oz que dejaría muy bien vestido al Nobel o el húngaro Péter Nádas (que también es ensayista y teatrero) y del cual se conoció en español su LIBRO DEL RECUERDO a comienzos de los 90. De esos libros que se leen fascinado y se prestan a un amigo y se pierden para siempre. Y se olvidan entre la vaguedad de tantas lecturas.
Notas al margen para una autora como la narradora argelina Assia Djebar o la escritora italiana todo terreno Darcia Maraini que hasta guiones ha escrito o Nuruddin Farah, novelista somalí que escribe en inglés (ojo), muy combativo y crítico defendiendo el rol de la mujer.
Poetas como mi favorito, Adonis o el coreano Ko Un, parece que tendrán que esperar aunque alguien como Adonis tiene más merecimientos que muchos.
¿Apuestas? Mujer o habla inglesa y narrador o narradora. Yo creo que puede quedar en Medio Oriente, justamente por el revoltijo que se vive en esa zona. La Academia gusta de premios controversiales. Si bien Alice Munro sería de toda lógica, un golpe como Amos Oz o Assia Djebar abriría el debate que al Nobel le gusta tanto.
Así que Nobel a la Novela, presumiblemente mujer y/o de habla inglesa. Y un nuevo chasco para la enorme tradición de literatura norteamericana (John Ashbery, monstruo poético, ni lo nombran en las apuestas) que tendrá que esperar un empujón de sentido común. ¿Será esta la oportunidad?