Por Marco Antonio de la Parra
@marcodelaparra
A veces se amanece con ganas de un auténtico desafío literario, una de esas obras que rompan con la prosa en ocasiones algo ramplona de la lista de superventas, y descender o ascender al cielo o el infierno de las piruetas lingüísticas, de los retruécanos, de los juegos de palabras, la experimentación con la tipografía y el trabajo arduo de un autor que se sabe destinado a los menos, pero también con la ambición de alcanzar a los mejores.
Es el caso de HISTORIAS DEL ARCO IRIS, de William T. Vollman, un autor más cercano a Thomas Pynchon (pero mucho más legible) que a Philip Roth, autor de ese monumento novelesco que es EUROPA CENTRAL, dueño de una escritura si bien experimental para nada críptica y que en este volumen monta trece narraciones. Todas, sumamente fuertes, marginales, cruzando lo actual con lo histórico, dando saltos entre Babilonia y San Francisco, yendo y viniendo en una especie de lectura enciclopédica del mal y la violencia, a ratos con rasgos de pesadilla. Lo dice en el prefacio: “Estos relatos tratan de skinheads, pacientes en salas de radiología, putas, amantes, fetichistas y otras almas en pena”, y pone como lema para el libro la frase “lo más bello es la oscuridad más oscura”. Mención especial merece “Una rosa amarilla” o el cuento “Naranja llameante”, donde los saltos en la historia en tono y contenido son de un vértigo que obliga a sujetarse para seguir leyendo.
No se parece en nada a casi nada. Es absolutamente original y así se ha ganado un puesto muy importante y merecido entre lo mejor de la narrativa norteamericana actual.
Especial para aventureros de la literatura, de esos que leyeron a James Joyce con cierto placer, aunque aquí hay más narrativa y más historias que piruetas de lenguaje. No apto para corazones demasiado sensibles. De pronto es muy, pero muy oscuro. Fascinará, pero es sólo para mayores.
Una joyita, de esas que edita Impedimenta, siempre fina editorial española, con un catálogo sin fallas, es EL ABRIGO DE PROUST, de Lorenza Foschini. Texto delicioso, de lectura engañosamente liviana, recorre el mundo fetichista alrededor de la figura del autor de la Recherche, la haya leído uno o no, siguiendo la pista de un bibliófilo que amontona manuscritos salvándolos del fuego de la furia pequeño-burguesa de la cuñada de Proust. Algo tiene que podría haber sido un episodio de LOS ANILLOS DE SATURNO, de Sebald (ese libro imperdible y maravilloso que hay que releer de vez en cuando), por lo mínimo de sus personajes y lo radiante de su prosa.
Toda la trama parte del encuentro del abrigo de Proust en un coleccionista con la piel comida por las polillas y el descubrimiento de un maravilloso material de esos que fanatizan a los proustianos de alma (no se salva el lector de ninguno de los cuatro grandes pilares de la literatura del siglo XX: Kafka, Joyce, Borges y Proust; si se consigue penetrar en su mundo no se sale más y uno parte a Praga, Dublín, París o Buenos Aires al instante).
Contiene abundante material fotográfico, algunas conocidas, otras menos, siempre tejiendo esta aventura que es seguir las huellas del escritor favorito, con tal trabajo de imaginación que perfectamente pudo ser un escritor imaginario con sus manías, su melancolía, su desesperación y su escribir compulsivo.
Ideal para proustianos y no proustianos, ciertamente precisa lectores con recorrido, bibliófilos en potencia, de los que son la mayoría de los lectores maniáticos y voraces. En tiempos de Cyber Monday y Black Friday, estos libros son una exigente pausa para el alma. Un freno que nos recuerda que la literatura es un arte mayor.
Te faltó nombrar a Faulkner como uno de los pilares de la literatura del siglo XX, independiente de si te gusta o no. Todos los grandes escritores latinoamericanos(Rulfo, Onetti. García Márquez, Vargas Llosa, Fuentes, Sabato,Carpentier, Donoso,etc.) lo admiraban y fueron influenciados por él. Jamás lo dejarían afuera de una lista tan restrictiva.