Por Ana Josefa Silva V.
@ana_josefa
Puede que uno esté medio enojada con Woody Allen por sus últimos desaguisados turísticos (París, Barcelona, Roma) y ni qué decir de esas películas tipo “Scoop”, que parecen haber sido armadas con lo que se le cayó al suelo en la sala de montaje, después de brindarnos esa obra perfecta que es “Match Point” (2005).
Pero “WOODY ALLEN, EL DOCUMENTAL” le devuelve, no sólo a los cinéfilos, sino a cualquier persona sensible la fe en el talento y el arte, el asombro de comprender el acto de crear y casi tocar en su cotidiano a un genio en acción. Un tipo que aquí no pasaría los 300 puntos en la PSU, ni el Simce, ni tendría espacio alguno en la sociedad.
Porque el cineasta neoyorkino odiaba el colegio, le iba pésimo allí, pero era un tipo ingenioso y agudo, que escribía no sólo muy bien sino que compulsivamente y que consiguió que le publicaran sus ocurrencias en el diario…
Hay un libro muy detallado sobre él que escribió Pep Aixalá y que editó magníficamente editorial Océano, pero sólo este filme de Robert B. Weide –que estrena mañana el cine arte Alameda– arroja tanta luz sobre la persona y el personaje, lo acerca al espectador desde una emoción desconocida –para tratarse de un ser tan estrafalario y tan expuesto mediáticamente– y lo lleva de la mano hacia una cierta información que es relevada de una manera que antes no lo había sido. Ello, aún para quienes hemos pasado la vida leyendo cosas sobre el singular Allan Stewart Konigsberg, nacido y criado en Brooklyn.
Sus primeros pasos como cronista-chistólogo los dio en el “New Yorker”, para el que se inventó el seudónimo con que lo hemos conocido toda la vida, porque su patológica timidez le hacía temer con pavor el bullying.
Escribía ¡50 chistes al día! después del colegio.
Tímido y todo, muy pronto pasó a los programas de radio, a los stand-up comedy (sudaba y se llegaba a enfermar antes de entrar a escena) y con la popularidad que le dio una muy positiva crítica en el “New York Times” vino la televisión, como invitado fijo a shows tan de renombre como el de Ed Sullivan, los guiones y el cine.
Todo este proceso está abundantemente documentado con grabaciones de la época, entrevistas a su madre (hecha antes de este documental), a su hermana y productora, y a sus numerosas mujeres fílmicas y/o afectivas: Diane Keaton, Mariel Hemingway, Mira Sorvino, Naomi Watts, Scarlett Johansson, Dianne Wiest.
El mismo habla con mucha franqueza sobre las películas, propias, que odió, las que se sorprendió que gustaran tanto, mientras que sus cercanos relatan intensos episodios como el de Mia Farrow-Soon Yi, escándalo que dio la vuelta al mundo mientras se terminaba de filmar “Maridos y esposas”, donde la primera era aún su esposa.
Weide lo siguió durante dos años –durante las filmaciones de “Encontrarás al hombre de tus sueños” y “Medianoche en París”–, consiguiendo entrar a su sala de montaje, a su habitación y a su escritorio, donde trabaja con la misma máquina de escribir de décadas, desde la que salen tipeadas hojas amarillas que luego “edita”, con tijeras y corchetes, para armar sus estupendos guiones. Aquellos que lo confirman como un gran escritor de cine, que no puede dejar de hacer películas, lo que explica también la irregularidad de su producción, asunto que por lo demás él admite.
En este trayecto personal-profesional, los hitos se develan: “Manhattan” (1979, música de Gershwin) como el punto de inflexión que lo define como el gran realizador que llegaría a ser o cómo se puede considerar a la extraordinaria “Crímenes y pecadillos” casi como un antecedente de “Match Point”.
Independiente de si usted incluye o no a Woody Allen entre los grandes del séptimo arte, este es un documental que tiene un gran valor en sí mismo y que anota varias sorpresas atractivas e interesantes.
Imprescindible.
IDEAL PARA: meterse en los zapatos de un genio.
“Woody Allen, el documental”
(“Woody Allen, a documentary”)
Dirección, guión y producción: Robert B. Weide.
EE.UU., 2012.
Duración: 113 minutos.
(Cine arte Alameda, Pavilion, Cine arte Viña, Cine Club UACH de Valdivia).
Muy buena
Amo la lucidez y humor de Woody Allen, sin dudar está entre los más grandes del cine!
que le ven a este tipo , disculpenme pero le he dado mil vueltas ,,, y es el resultado es el mismo ..CERO ..nada ..vacio …uno mas .. del monton
bueno, si no te gusta te recomiendo Chiguaguas en Beverly Hill 1 y 2 y si con eso no quedas satisfecha Big Mama puede ser un excelente panorama.
Saludos