Por Ana Josefa Silva V.
@ana_josefa
Quizás un par de prejuicios le han jugado en contra a “DIANA”, la película que protagoniza Naomi Watts, para que llegue precedida de críticas mediocres; si no, de frentón lapidarias.
La primera es que, aun cuando han pasado casi 17 años de la trágica muerte de quien fuera la Princesa de Gales, su nombre sigue rodeado de un halo de frivolidad, populismo y papel couché del que parece no haberse desprendido, aun en su silencio mortal. (El subtítulo agregado para nuestras carteleras, “EL SECRETO DE UNA PRINCESA”, tampoco ayuda).
Lo segundo es que la dirige Oliver Hirschbiegel, quien ostenta en su filmografía al menos dos potentes realizaciones: “El experimento” (2001), un escalofriante y progresivo thriller sicológico ¡insuperable!, y “La caída” (2004), una sobrecogedora, intensa y maciza obra sobre los últimos días de Hitler y sus cercanos en su búnker.
De ahí a la princesa de corazones puede ser un salto incomprensible.
Pero el realizador alemán hace su trabajo: elude muchos aspectos del biopic y, escogiendo una parte de la singular vida de Lady Di, ficciona una historia con matices y sombras, que la ubica justo tras su separación oficial, su famosa entrevista a la BBC (aquella en que espeta “éramos mucha gente en nuestro matrimonio”, aludiendo a Camilla, actual esposa de quien fuera su marido) y su posterior relación amorosa con el médico paquistaní Hasnat Khan.
Escabullirse de la prensa, disfrutar del amor, calzar el mundo cotidiano y poco glamoroso del médico con su realidad palaciega es parte de lo que intenta esta mujer, de situación privilegiada, pero esencialmente sola y en búsqueda de una identidad que ha desaparecido junto con su rol de esposa del heredero de la corona de Inglaterra.
Hirschbiegel es capaz de construir una persona tras el personaje, una mujer que cuenta entre sus fortalezas ser tenaz, decidida, resiliente y con una gran intuición y talento para conectarse con las personas y con las masas. Y también exhibe el lado B de todo aquello, esa ambigua relación que Lady Di establece con la prensa del corazón y los paparazis —que terminaría por costarle la vida— y su nada despreciable tendencia manipuladora.
En ese limbo dorado en que ella queda tras su divorcio con Carlos —con derecho a reunirse con sus hijos cada quince días—, ella busca un sentido a su vida, más allá de la diversión o el romance. Y lo encuentra en causas humanitarias, como el desminado, a las que se dedica con tesón y pasión (ya que tiene tiempo y dinero… Y también vocación).
La Diana que construye Naomi Watts es muy humana y lejos del estereotipo, aunque vestuario, maquillaje y peluquería hayan buscado el parecido con el personaje que representa, como es lógico.
“Diana: el secreto de una princesa” se deja ver y muy bien.
Juzgue usted. A lo mejor sí está de acuerdo con la mayoría que ha opinado que no es una buena película.
A mí me pareció bastante bien lograda.
IDEAL PARA: empezar a desmitificar a Diana.
“Diana: el secreto de una princesa”
(“Diana”).
Reparto: Naomi Watts, Naveen Andrews, Douglas Hodge, Geraldine James, Charles Edwards.
Dirección: Oliver Hirschbiegel.
Inglaterra/EE.UU./Francia/Bélgica, 2013.
Duración: 113 minutos.
TODO ESPECTADOR.
ENTRETENIDA
¡Por favor! Esta niña se casó con Carlos A SABIENDAS de que él estaba ENAMORADO DE SU AMANTE CAMILA. Igual fue y se casó, probablemente era más interesante ser la princesa consorte a pesar del pequeño inconveniente representado por Camila. Eso en cualquier parte tiene un nombre muy feo. Tal vez por eso – salvo las histéricas de siempre – el tema de la Diana de Gales no suscita mucho interés que digamos, ahora que está todo a la vista.
me pareció como un telefilme, Naomi Watts se esfuerza en dar el tono y se agradece, pero por momentos es demasidado maqueteada..pincelazos interesantes del personaje sobre todo en su dimensión humanitaria, no mucho mas..después de “la caída” parece que Hirschbiegel no da pie con bola, tampoco me gustó mucho “five minutes of heaven”. su anterior cinta.