Por Ana Josefa Silva V.
@ana_josefa
El escándalo WikiLeaks y el personaje de Julian Assange —aún en la contingencia— es una de las historias más fascinantes y complejas que se puedan abordar. “EL QUINTO PODER” (un muy buen título por lo demás) lo intenta.
La película está basada en el libro “Inside WikiLeaks”, de Daniel Domscheit-Berg, coprotagonista del filme y entusiasta grouppie de Assange al comienzo y posterior desilusionado, y el texto de “The Guardian”, “WikiLeaks”, escrito por David Leigh y Luke Harding. Es decir, ese es el punto de vista desde el que se narra esta historia, lo que irónicamente contradice la tesis de Assange según la cual toda información ha de fluir libre (“sin edición”, como discute), porque ése es el signo de los tiempos (y la ley de las redes y las tecnologías de la información). Pero al final, no sólo todo tiene un punto de vista, sino que todo puede tener un daño colateral no deseado (desde insignificante a grave), que no necesariamente derriba a poderosos, corruptos, mafiosos y/o malvados. (¿Quién elige-define a los “culpables”? Otra pregunta pendiente).
Armada como película de acción —escenas cortas, pantalla compartida, viajes de un lado a otro, mucha bulla— el relato comienza con un resumen de lo ocurrido tras las revelaciones de miles de documentos, archivos, videos gubernamentales (diplomacia, servicios secretos, Ejército) principalmente de EE.UU. Retoma en 2007 para intentar narrar cuando Assange recluta a Daniel Berg para su sitio, creado en 2006, el cual, le asegura, cuenta con cientos de voluntarios. “The Guardian” es el primer medio convencional en respaldarlo al informar sobre la corrupción en Kenia, citando a WikiLeaks.
De a retazos, siguiendo los nerviosos pasos por aeropuertos y ciudades por donde circula y se refugia Assange, la trama sigue intentando entregar las noticias. También de explicar el “daño colateral” en una escena estilo “Argo”, en que una diplomática (Laura Linney) intenta rescatar a un informante desde el Medio Oriente tras la filtración de algunas de las listas.
Y he aquí el escollo de “El Quinto poder”: requiere folleto explicativo. La mezcla y superposición de datos e información, viajes, fiestas (más los chispazos con los recuerdos de la difícil infancia del protagonista), torna el relato confuso y algo errático. Requiere de un montón de información previa si uno quiere seguirla: información periodística y dominio de tecnologías de la comunicación e informática; y al nivel de hackers. (Ver Cronología de hechos en www.lasegunda.com).
Assange, finalmente, es mostrado como un narcisista desequilibrado, aunque en un último giro algo artificial la película intenta rescatarlo con una reflexión sobre la transparencia y la búsqueda de la verdad.
Quizás por lo excesivamente cercana y reciente de la historia, lo más interesante es lo que queda pendiente: la reflexión sobre transparencia, libertad de expresión, ética y responsabilidad. Todo conectado indisolublemente. Y si quiere agregar, interés público: si no, pregúntenle a Hollande y los franceses.
IDEAL PARA: geeks, hackers y periodistas.
“El Quinto Poder”
(“The fifth estate”)
Reparto: Benedict Cumberbatch, Daniel Brüh, David Thewlis, Alicia Vikander, Stanley Tucci.
Dirección: Bill Condon.
Guión: Daniel Domscheit-Berg y otros.
EE.UU., Bélgica/ 2013.
Duración: 128 minutos.
MAYORES DE 14.
INTERESANTE
la pelicula entretiene bastante y no tiene nada de compleja, solo hay que poner un mínimo de atención. Ahora, el tema de fondo, por cierto, es una bomba. Si la historia es enteramente veraz, es otra cosa. Como ficción en todo caso, cumple.