Por Andrés Nazarala R.
“LA INCREIBLE VIDA DE WALTER MITTY” se basa en el cuento homónimo de James Thurber —escritor y humorista gráfico que publicaba en “The New Yorker” a fines de los años 20— que, a su vez, inspiró una película protagonizada por Danny Kaye en 1947. El relato gatilló también un término que en Estados Unidos algunos especialistas usan para referirse a personas que sueñan despiertas: “el síndrome Walter Mitty”.
Con estos antecedentes, Ben Stiller —en calidad de director y actor— ofrece una relectura contemporánea del material original, situando al protagonista (interpretado por él mismo) en la Manhattan de nuestros días.
Tipo gris y de vida rutinaria, en las noches busca pareja a través de una página de citas y en el día debe lidiar con un trabajo hostil. Mitty procesa negativos fotográficos para la revista Life y, junto al resto de los empleados, debe enfrentar la transición hacia el mundo digital. Eso implica que habrá despidos, como les informa un prepotente coordinador (Adam Scott) que viene a marcar el fin de una era.
¿Cómo sobrevive Walter a los sinsabores de su vida? Soñando despierto, fantaseando con que es un superhéroe que resuelve entuertos o que seduce a la chica tímida (Kristen Wiig) a la que todos los días mira de reojo en el trabajo.
“La increíble vida de Walter Mitty” encuentra sus mejores momentos en estos contrastes entre fantasía y áspera realidad. Hasta que en la segunda mitad, Stiller sugiere salir del sueño y conquistar el mundo. Es lo que hace Mitty cuando se da cuenta de que falta el negativo para la portada de la última edición de Life que se encuentran preparando. Entonces emprende una aventura tras los pasos del reportero gráfico freelance Sean O’Connell (Sean Penn), responsable del registro.
Cargada de buenos sentimientos —y un discurso que llama a no tener miedo, lanzarse a la aventura y creerse el cuento—, “La increíble vida de Walter Mitty” no se vuelve empalagosa (pese a su vocación de entregar mensajes) y logra entretener gracias a un perfecto equilibrio entre humor, fantasía y emociones para la tribuna. Aunque hay pasajes que están de más —y escenas que se podrían sacar perfectamente—, la experiencia vale la pena.
El filme también confirma las inquietudes de un Ben Stiller que, afortunadamente, no se quedó dormido sobre los laureles de la comedia fácil. No sólo ha trabajado bajo las órdenes de Wes Anderson (“Los excéntricos Tannenbaums”), sino que brilló como un neurótico solitario y suicida en la inspirada “Greenberg”, de Noah Baumbach (2010). Aquí depura su talento en la dirección, componiendo un atractivo e ingenioso panorama audiovisual.
Ojo con el homenaje a David Bowie, cantante favorito de Stiller. Lo tributó en la comedia “La mujer de mis pesadillas” (de los hermanos Farrelly) y lo hizo actuar en “Zoolander”. Y eso no es fácil.
IDEAL PARA: Oficinistas fantaseosos.
“LA INCREIBLE VIDA DE WALTER MITTY”
Reparto: Ben Stiller, Kristen Wiig.
Dirección: Ben Stiller.
EE.UU., 2013.
Duración: 114 minutos.
TODO ESPECTADOR.
ENTRETENIDA
pelicula con olor a Paulo Coelho, pero que entretiene y deja un buen sabor de boca. No es la primera que dirige Ben Stiller.
Grata sorpresa, una película diferente y muy creativa.
Augura una auspiciosa carrera para Ben Stiller como director.