Por Marco Antonio de la Parra
@marcodelaparra
Stone Junction. Una Epopeya Alquímica es la reedición de Introitus Lapidies, un libro sensacional y desafiante de Jim Dodge que, publicado en español en el 2007, su editorial (Alpha Decay) consideró justo relanzarlo con el prólogo entusiasmado de Thomas Pynchon, dada la poca resonancia de su primera aparición, considerando que se trata de un texto excepcional, de esos que pocas veces emergen entre tanta literatura cada vez más previsible.
Stone Junction recuerda a ratos, sobre todo en su primera parte, el humor malogrado de John Kennedy Toole en La Conjura de los Necios, cuando relata el nacimiento y educación de Daniel Pearse, huérfano hijo de Annalee Faro Pearse, una muchacha de dieciséis años que no pudo recordar quién podría ser el padre de esta criatura y se fuga del hospital de monjas para criarlo a su antojo, lo más lejos posible de las escuelas tradicionales.
La novela, delirante desde su arranque, es el largo proceso de iniciación de este muchacho que será instruido por la Alianza de Magos y Forajidos en las disciplinas más sorprendentes, desde el póker (un verdadero tratado del juego como representación de la psicología humana) hasta la cerrajería fina, pasando por la meditación en el arte de la pesca, las técnicas del disfraz y la cima de este que es la invisibilidad absoluta. Todo para la captura de la piedra filosofal sumada a la investigación del asesinato de su madre sorprendiendo al lector en cada línea.
Cruce de aventura, enciclopedia y pesquisa policial, es muy difícil que aburra, aunque haya que atravesar con su protagonista las lecciones de los más extraños y aberrantes maestros. En tiempos en que se discute qué es realmente la educación, la ironía afilada de Jim Dodge cuestiona todo y plantea un mundo alternativo hasta las últimas consecuencias. Se cierra el libro con ganas de que la Alianza de Magos y Forajidos no sea solamente ficción en tiempos que internet nos da la repugnante sensación de que está resuelto todo y nunca hemos sabido tanto y al mismo tiempo tan poco.
Pariente de Jim Dodge es el tono de Álvaro Bizama, autor nuestro que acumula premios de manera inquietante, con una prosa que mejora a cada publicación de manera logarítmica. Los Muertos es una suerte de álbum rockero del más oscuro, colección de cuentos donde todos sus personajes o han muerto o morirán o están muriendo en una vibración que conecta con una imaginería oscura, sorprendente, con un ritmo y una puntuación que es percusiva y donde se siente el bajo de fondo y una garganta áspera aullando la letra. Sus historias recogen una cajera punk, una cantante decadente yendo hacia su final, ladrones de autos por encargo, una muchacha criada en un ambiente nazi en el Chile de hoy o el delirante sueño de un ejército de robots para reponer a O’Higgins en el poder entre otros caminos perturbados y perturbadores que convierten la escritura de Bizama en una de las propuestas más descabelladas e interesantes de nuestra actualidad literaria.
Tiene la virtud de leerse en el borde de la silla, llevado por el vértigo del lenguaje, de un tirón, tomando aliento para recuperarse de esta sonoridad con sabor a rock pesado e, inevitablemente, preguntándose cuando viene su próximo libro y agradeciendo esta renovación de lo imaginario donde están nombres como Mike Wilson, Ignacio Fritz, Egon Álvarez y otros que se van sumando a esta suerte de novelistas rockeros con línea directa al infierno que le hacen tan bien al lector de hoy en día.
Si a uno le mencionan la Conjura de los Necios ya se entusiasma con cualquier lectura, muy buen dato, lo buscaré de inmediato.