Por Ana Josefa Silva V.
@ana_josefa
En la mitad de Oklahoma, en el perdido condado de Osage, vive en una gran casona familiar un matrimonio mayor y mal avenido, acompañado de una criada de origen cheyenne. Beverly Weston lanza una cita de T.S.Elliot —“la vida es larga”— antes de decidir abandonar este mundo por sus propias manos, no sin antes dejar en orden su biblioteca y papeles.
No han trascurrido muchos minutos de metraje en “AGOSTO” y el espectador no puede dejar de pensar que el principal motivo de la decisión de este hombre es la insoportable, agria e invasiva presencia de su mujer, Violet (Meryl Streep), alcohólica desbordada y hasta violenta, que soporta un cáncer que también la ha hecho adicta a toda clase de medicamentos.
“AGOSTO”, que tuvo su temporada teatral en Santiago (Municipal de Las Condes, 2012), llega ahora en su versión cinematográfica con un notable elenco y dos de sus actrices nominadas al Oscar: Meryl Streep (que pudo haberlo ganado si no fuera porque Cate Blanchett fue decisiva en el buen resultado de “Blue Jasmine”) y Julia Roberts.
La obra de Tracy Letts (él mismo la adaptó al cine) está en la línea de “Largo viaje del día hacia la noche” (Eugene O’Neill) o “La gata sobre el tejado caliente” (T. Williams), dramas que encierran, en el hogar de origen, a una familia cruzada por tensiones nunca explicitadas, cuentas por cobrarse e incluso secretos inconfesables.
Al llamado de Violet viajan a Osage County sus tres hijas, Barbara (J. Roberts), quien no es capaz de cruzar dos palabras con su madre sin entrar en conflicto; la tímida y aplastada Ivy (Julianne Nicholson); y Karen (Juliette Lewis, en un papel que le viene como anillo al dedo), una mujer en estado de adolescencia permanente, casi “border”, que aparece con un singular novio.
También llegan la hermana de Violet, Margo, y su familia.
“Agosto” es esa clase de textos hechos como para que una buena actriz se luzca. Y Meryl Streep lo hace desde que aparece en pantalla, en las primeras escenas, a tropezones y palabrotas.
La progresión de la crisis, que parece siempre a punto de estallar en cualquier minuto, no hace más que animar a esta mujer dominante, que desparrama crueldades y resentimiento sobre sus invitados, es decir, su propia familia, cada vez que puede. La única que la enfrenta es Barbara, que no sólo no está dispuesta a dejarse arrasar por esta tromba que es su madre sino que es quien tiene más claro el daño que su progenitora le ha hecho. Es que en realidad, lo de Ivy y Karen es bastante más complejo.
El traslado al formato de cine no quita ni pone al resultado. Lo esencial es la puesta en escena de estas relaciones soterradamente dañadas y la lenta remoción de los escombros de esta ruina de familia, de donde emergerán maderas podridas y sorpresas nada agradables.
La Violet de Meryl Streep es tan magnética y el desempeño del elenco secundario se mueve tan a la altura que convierten este “dramón”, lleno de seres infelices que pretenden una normalidad que no tiene nada de tal, en una película categóricamente entretenida.
El mayor mérito del director (cuyas credenciales están en series de TV como “E.R.” y “The west wing”) es haber dejado fluir a este equipo de actores en una historia en el que todos, hasta el más secundario, tienen en sus manos un personaje con algo terrible que decir o que develar.
IDEAL PARA: ver en familia.
“AGOSTO”
(“August: Osage County”)
Reparto: Meryl Streep, Julia Roberts, Juliette Lewis, Ewan McGregor, Chris Cooper, Dermot Mulroney, Margo Martindale, Julianne Nicholson, Sam Shepard, Benedict Cumberbatch.
Dirección: John Wells.
Guión: Tracy Letts.
EE.UU., 2013.
Duración: 2 horas.
((BUENA))
La agria y dominante Violet (¡brillante Meryl Streep!) y sus hijas Ivy y Karen (Juliette Lewis, genial).
La película tiene todos los elementos necesarios para entretener y cautivar al público; humor, drama, mentiras, engaños y un gran elenco. Meryl Streep se luce con su personaje, que desde el minuto 1 ofrece una sólida interpretación, aunque a mi parecer en ocasiones cae en sobreactuación. Esto se debe a que la película está basada en una obra de teatro, por lo que la construcción de los personajes y por ende la dirección requiere mayor histrionismo. Sin duda es una clase magistral para los estudiantes de actuación. En una palabra; novedosa.
un dramon negro muy potente, que aunque no tiene mucho de novedoso en la trama, se sostiene ampliamente por las excelentes actuaciones, lideradas por una desesperantemente perfecta Meryl Streep, que a decir verdad, debió ganarse el Oscar de nuevo por este brutal desempeño.