Por Ana Josefa Silva V.
@ana_josefa
Un testamento artístico, vivencial y personal es el que elabora Alejandro Jodorowsky con su esperada película autobiográfica “LA DANZA DE LA REALIDAD” (basada en su novela), que llega a Chile precedida de muy buenas críticas, de importantes medios (como la del “New York Times”).
Jodorowsky, un artista multifacético y singular, como cineasta no ha sido prolífico –este es su primer filme en 23 años–; incluso se ha quedado con proyectos sin realizar, tras largos años de trabajo previo (“Dune”).
La estética del autor —quien subsiste, según ha dicho, gracias a la novela gráfica— está marcada por el Teatro Pánico que fundara en los 60 junto a Fernando Arrabal y Roland Topor, influidos por el surrealismo y el dadaísmo.
En “La danza…” aparecen sus personajes circenses; seres fantásticos; otros fantasmagóricos y los deambulantes, como los lisiados por dinamitas de las minas (notable escena) que se arrinconan en las calles de Tocopilla, o los contagiados de la peste que bajan de los cerros desérticos y de los que todos huyen.
En esta, su película más personal, repasa no solo su infancia y sus orígenes sino que finalmente termina por revisar sus creencias políticas, religiosas, incluso artísticas.
Su padre, Jaime (Brontis Jodorowsky), un ucraniano que cuelga un retrato de su admirado Stalin en su tienda de Tocopilla, es un hombre rudo que resuelve convertir a su hijo Alejandrito (Jeremias Herskovits), que luce rulos afeminados, en todo un hombre. Su madre Sara (Pamela Flores) —que dice todas sus líneas cantando con voz de soprano lírica– no puede evitarle los sufrimientos al niño porque ella también está sometida a la autoridad del pater familias. Pero Alejandrito sobrevive a los, por momentos, brutales “tratamientos” de su padre.
Desde el inicio del filme, el autor interviene en ciertas escenas, asiendo al niño que él fuera, con parlamentos que explican en la perspectiva del tiempo lo que está ocurriendo.
El eje del relato se concentra definitivamente en el padre, cuando éste decide viajar a Santiago, con un elaborado y extraño plan en mente para matar al General Ibáñez (B. Bodenhöfer).
De ahí en adelante, Jaime es un Ulises que pasará por muchos estadios, sufrimientos y vidas antes de regresar junto a Sara y Alejandrito que lo esperan en Tocopilla.
El surrealismo que parece asomarse en “La danza…”, en rigor tiene más relación con los actos de psicomagia que incluye el relato. De hecho, la narración, si bien no podría considerarse realista, es lineal y aunque está llena de metáforas y símbolos, no muestra ninguna complejidad para ser seguida, casi a modo de una fábula.
El grotesco se alterna y se mezcla con escenas crudas, violentas y muy explícitas –las torturas, una por una y en detalle– en una historia atiborrada, tan recargada de hechos, situaciones, escenas que con ella se podrían haber hecho tres películas.
Pero Jodo sabe que ya no habrá tiempo. Había que revisarlo todo, ahora, y juntos en familia (en el filme participan su mujer y sus hijos, incluido Adan, conocido como Adanowsky, en la música).
Mientras, Tocopilla luce una calle con el nombre de Alexis Sánchez. Pero ninguna que se llame Alejandro Jodorowsky.
IDEAL PARA: seguidores de Jodorowsky y su arte singular.
“La danza de la realidad”
Reparto: Brontis Jodorowsky, Pamela Flores, Jeremias Herkovits, Alejandro Jodorowsky, Bastián Bodenhöfer, Adan Jodorowsky, Axel Jodrorowsky.
Dirección y guión: Alejandro Jodorowsky.
Chile/Francia, 2013.
Duración: 130 minutos.
Mayores de 18 años.
INTERESANTE
De verbo es esta conjugación? : “asiendo”
“Asiendo”, del verbo ASIR: sujetar, agarrarse con fuerza de algo. Espero te sirva…
Del verbo asir estimado, corresponde a su gerundio. Sinónimo de tomar, coger, sujetar, agarrar…
Asiendo, en este caso conjuga el verbo asir:
tomar, agarrar alguna cosa con la mano.
Asirse de una cuerda, por ejemplo.
Agarrarse con fuerza a algo,
que difiere del haciendo del verbo hacer.