El primero en interpretar al brillante y trágico científico británico Alan Turing fue el actor Derek Jacobi. Lo hizo sobre las tablas en 1987 y también en una adaptación para el cine llamada “Breaking the code” (1996). Todo ocurrió poco tiempo después de que se revelara el gran aporte patrio del genio que también inventó las computadoras: descifrar Enigma, el código usado por los nazis para coordinar las maniobras militares a lo largo de Europa. Dicen que estas operaciones —reveladas por el gobierno inglés 50 años más tarde— acortaron la Segunda Guerra Mundial en 2 años, salvando más de 14 millones de vida.
Pero Turing estuvo lejos de ser reconocido como un héroe de guerra. Debido a su homosexualidad, fue sometido a una castración química que lo debilitó físicamente y provocó su suicidio, en 1954, a los 41 años de edad.
“El Código Enigma” acentúa esta paradoja que impulsó a la Reina Isabel II a pedir disculpas públicamente hace dos años. Comienza con Turing en un interrogatorio, recreando ante un agente británico su experiencia durante la guerra al mando de un grupo de criptólogos (entre ellos, una joven interpretada por Keira Knightley), y va saltando, mediante flashbacks, hacia algunos momentos de su infancia, cruciales para comprender su visión de mundo.
Benedict Cumberbatch acoge muy bien las contradicciones del personaje, un tipo duro y ensimismado que se irá volviendo más humano a medida que avanza el metraje. Su notable desempeño se ve complementado por una factura impecable en la que se mezclan detallistas recreaciones de época con un material de archivo que nos va recordando las dimensiones históricas del relato.
Pero más allá de sus méritos, el director Morten Tyldum parece obstinado en construir una de esas películas hechas para el Oscar (misión cumplida: cuenta con ocho nominaciones). Un biopic de fórmula (léase también rígido, convencional, demagógico) en el que todo parece perfectamente calculado, especialmente un remate final en el que se concentra todo el peso emocional y la música de Alexandre Desplat alcanza su punto más solemne. La Academia caerá rendida.
(“The Imitation Game”)
Reparto: Benedict Cumberbatch, Keira Knightley, Matthew Goode.
Dirección: Morten Tyldum.
Reino Unido/Estados Unidos, 2014.
Duración: 114 minutos.
TODO ESPECTADOR.
IDEAL PARA: Conocer la triste historia de Alan Turing.
sí, es una pelicula hecha para ganar premios, pero es muy rescatable, sobre todo la tematica, debiera verla todo el mundo, además, Cumberbatch “borda” el papel.
Habria que mandar al Pastor Soto y a todos los evangelicos a ver esta pelicula….
CINTA DE CIERTO INTERES, CUYO PECADO ES SER ARMADA DE MODO FALSO Y PENSANDO SOLO EN POSIBLES PREMIACIONES…..DE TODOS MODOS HAY QUE RECONOCER EL BUEN CASTING Y TOMARLO COMO UN APORTE A LA CULTURA DE UNA HISTORIA, POR CIERTO, ATRACTIVA.
JORGE URIBE ALVAREZ
ESPECIALISTA EN CINE
juribea59@gmail.com
Lo mas importante: planteo el Test de Turing, que una máquina, computadora o robot debe pasar para ser considerada una entidad inteligente e independiente.
Hasta ahora ningún computador lo ha logrado.
Cuando se logre, los computadores tendrán sueños como los humanos.
En alemania existían maquinas similares a la enigma para uso comercial antes de la segunda guerra, lo que hicieron los nazis fue establecer un protocolo para cambiar algunos rodamienos a determinadas horas /fechas…por eso se tuvieron que robar los códigos de un submarino ( otra pelicula)
Lo increíble de este personaje NO es que descifrara el código enigma. Eso sería un pelo de la cola. Lo sorprendente es que aportó a la humanidad algo mucho mas trascendente, que es el diseño de la primera máquina que resuelve problemas, hoy llamada computadora y presente en la mayoria de los bolsillos y escritorios de los habitantes actuales del planeta tierra. Las computadoras actuales funcionan bajo las mismas reglas que enunció Turing y que permitió escribir los primeros programas incluso ANTES que estuviera construida físicamente una máquina semejante. Se podría afirmar que es el padre de la inteligencia artificial por su contribución al desarrollo de una máquina “pensante” , de acuerdo a las instrucciones con que puede ser programada.
Amigo, me va a disculpar, pero la primera máquina que resolvía problemas data del año 1600 y hay datos de algunas más antiguas.
Y como dato, el primer programa de “computador” fue escrito por una mujer en el siglo 19
Recomiendo el libro aún en desarrollo Máquina Enigma de Román Ceano en la página kriptopolis