Las inquietudes formales y experimentaciones propias del cine argentino de los últimos años tienen una contraparte incombustible: cierta comedia familiar de vocación comercial cuyos principales objetivos parecieran ser cortar boletos y marcar récords de audiencia. Es una de las especialidades del realizador Ariel Winograd (“Mi primera boda” y “Vino para robar”), responsable de una fórmula que consiste en reclutar actores populares, abordar fenómenos sociales más o menos reconocibles y no descuidar el sentimentalismo en medio de la misión humorística. Esa es justamente la receta de “Sin hijos”, una de las películas más taquilleras del cine argentino reciente, protagonizada por Diego Peretti (“No sos vos, soy yo”, “Tiempo de valientes”) y la siempre atractiva actriz española Maribel Verdú (“Amantes”, “Y tu mamá también”).
Acostumbrado a interpretar a perdedores entrañables, el actor se hace cargo ahora de Gabriel, un hombre divorciado que administra una tienda de instrumentos musicales, aunque le faltan “tres materias para recibirse” de arquitecto. Pese a sus actividades, dedica su existencia a Sofía (Guadalupe Manent, toda una revelación), su tirana y demandante hija de 8 años de edad. El problema surgirá cuando se reencuentre con Vicky (Verdú), un viejo amor que odia profundamente a los niños.
Winograd explora las posibilidades de la comedia de enredos y aborda temas como la paternidad, la segunda juventud y el amor cuando la vida pareciera estar armada. Pese a las obviedades —y a una seguidillas de lugares comunes propios de este tipo de comedias—, “Sin hijos” tiene un puñado de buenos momentos, un ágil ritmo narrativo y un reparto inmejorable. Mención especial merece una Verdú que, a sus 44 años de edad, sigue teniendo la frescura de siempre.
IDEAL PARA: Ver una muestra de ese “otro” cine argentino.
Reparto: Diego Peretti, Maribel Verdú, Guadalupe Manent.
Dirección: Ariel Winograd.
Argentina/España, 2015.
Duración: 90 minutos.
Todo espectador.