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Un equipo para un nuevo ciclo

Lo que pareció más atractivo del nuevo gabinete, en medio de la expectación y de la parafernalia propias de la relevancia de su anuncio, es que sus integrantes proyectaban nítidamente, al momento de su designación, la imagen de un grupo de personas entusiasmadas, pero al mismo tiempo muy serenas, respecto de los desafíos que se […]

Publicado el 30/01/2014

Lo que pareció más atractivo del nuevo gabinete, en medio de la expectación y de la parafernalia propias de la relevancia de su anuncio, es que sus integrantes proyectaban nítidamente, al momento de su designación, la imagen de un grupo de personas entusiasmadas, pero al mismo tiempo muy serenas, respecto de los desafíos que se les venían por delante. Lejos quedó el agobio del 24-7, lejos la autodefinición previa como el mejor gobierno de la historia, tan propios de la épica original del piñerismo. El nuevo equipo ministerial presentado el viernes pasado fue la demostración palpable de la fuerza tranquila que Michelle Bachelet proyecta para su futura administración.

No es un grupo de iluminados. Pero tampoco constituye un elenco menor, ni en su integración ni en sus propósitos. Este es un sólido grupo de hombres y mujeres con un compromiso común, organizado al llamado de la Presidenta electa y estructurado para llevar adelante el programa comprometido con los ciudadanos. Pero, además, perfectamente consciente de la magnitud de los objetivos planteados. No hay aquí ni superhombres ni supermujeres. Son todas personas que se hacen parte de una tarea colectiva, donde hay conciencia de las restricciones y de los límites, y donde nadie pretende cambiar todo de un día para otro, ni reinventar la república.

Gente normal, pero con historia y con convicciones. En lo principal, gente joven, una nueva generación, que demuestra que los cambios de liderazgos en la conducción política son posibles y no necesariamente traumáticos. Pero gente con experiencia en los asuntos públicos, precisamente, porque ninguna ignora la importancia de la política, ni la ningunea. Al revés, todos la consideran una cuestión central en la construcción de sociedades desarrolladas. Y por eso no reniegan de sus militancias, y se sienten corresponsables de sacar adelante lo que viene, partiendo de la base que este no es un esfuerzo que surge de la nada, sino que tiene una historia larga, digna del mayor respeto.

Este nuevo gabinete también representa a un equipo de gente convencida de que lo que está comprometido ante la nación es un cambio de rumbo que implica hacer cosas nuevas y de otra manera. En primer lugar, acentuar el carácter inclusivo de este proyecto nacional. Y el paso a dar en este camino implica incorporar la participación activa de los ciudadanos en todo lo que viene, en el diseño y en la definición de las políticas. La propia amplia diversidad de su composición política reafirma esta convicción.

No hay mesianismo: hay la certeza de que los avances verdaderos se consiguen con esfuerzo, creatividad y perseverancia. Y que los progresos son graduales. No hay respuestas mágicas. Ni populismo. No es gente que viene a vender una buena nueva. Tiene propósitos que están al alcance del interés de cualquier ciudadano y por eso son parte de una coalición. La Nueva Mayoría, que se reconstruyó luego de ser derrotada en 2010, se amplió y hoy gobierna las dos cámaras del Congreso, encabeza todos los consejos regionales del país y las principales comunas. Pero no se agota en esa fortaleza electoral y pretende gobernar en diálogo con todos.

Michelle Bachelet ha congregado a un equipo que responde a su liderazgo e inspiración. Su composición refleja bien la capacidad de la Presidenta de conectar con la sociedad y asume que las personas deben volver a confiar en la capacidad de progresar del país, pero beneficiando a todos sus hijos.

La cuestión crucial es recuperar la confianza del pueblo en las instituciones, en el gobierno, en lo público, en aquello que nos ata a través de lazos comunitarios. Hoy ese entramado está muy débil, priman la desafección y la desconfianza. Y no se puede avanzar hacia el desarrollo pleno sin confianza en las autoridades y en los vecinos. Lo que proyecta este gabinete es un buen comienzo y abre excelentes pronósticos respecto de los tiempos que inicia la nueva administración.

Jorge Edwards

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