Un país de todos
Todo inicio habla de nuevas oportunidades. Creo no equivocarme cuando digo que hay grandes expectativas frente a este segundo período de gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet. El contenido de su promesa se enmarca en una idea fuerza: un Chile de todos. Su objetivo es la oferta de beneficios universales y participación ciudadana en las decisiones sobre […]
Todo inicio habla de nuevas oportunidades. Creo no equivocarme cuando digo que hay grandes expectativas frente a este segundo período de gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet. El contenido de su promesa se enmarca en una idea fuerza: un Chile de todos. Su objetivo es la oferta de beneficios universales y participación ciudadana en las decisiones sobre el bien común. Paraque esta promesa se cumpla, hay que tener en cuenta al menos dos consideraciones que me parecen centrales: informar las acciones públicas en forma objetiva y seria, acorde con la madurez democrática de los chilenos; y ser consistentes en la priorización de los derechos sociales y los beneficios correspondientes.
Estas consideraciones son especialmente importantes para lograr la participación de la ciudadanía en este Chile de todos.
Se suele entender que participar es expresar una opinión y ser considerado en la toma de decisiones. Esta forma clásica de entender la participación requiere tomar en cuenta otra, que es previa: poder contar con información confiable, creíble; poder seguir los debates públicos, especialmente de los temas centrales para el país, conocer los argumentos de las distintas posiciones y las razones y consecuencias de las decisiones. La consideración de esta necesidad tiene la mayor importancia en un país cuyos distintos sectores sociales se caracterizan por el carácter aspiracional de sus demandas. Nadie quiere perder lo ganado y, si cambia la tendencia esperada de las acciones, su ritmo o las reglas del juego, éstas tienen que estar fundamentadas para ser aceptadas y mantener el concepto de un país de todos como un objetivo posible.
Por otra parte, la priorización de los derechos humanos y los beneficios que ello supone exige consistencia entre planteamientos y acciones públicas, y significa desterrar la arbitrariedad. Llamo arbitrariedad a decisiones que responden a grupos de interés, al margen de lo que se ha declarado como un país para todos. Por ejemplo, un problema difícil de sortear en la situación actual es, ni más ni menos, el de la educación. Aquí nos enfrentamos a una prueba de fuego. ¿Por qué favorecer la educación universitaria y en esta etapa de nuestro desarrollo ofrecer gratuidad para todos en seis años más? ¿En qué queda la prioridad delacceso y de la calidad de la educación parvularia? ¿No tienen más urgencia en el corto plazo derechos sociales acuciantes y primeros comoel que todos los chilenos puedan vivir con dignidad al superar la pobreza? ¿Tienen prioridad en la educación superior las presiones de los movimientos estudiantiles? La educación, por ser un tema clave para el país, es un buen ejemplo de la necesidad de un debate profundo sobre el cual la ciudadanía quiere estar bien informada.
La efectiva comunicación también es condición de la participación ciudadana. No es posible imaginar un país de todos y con cambios tan significativos como se anuncian sin transparencia y amplia información a los ciudadanos. El debate es esencial. La ciudadanía quiere escuchar ideas, argumentos, implicancias objetivas de las distintas posiciones, serias y profundas, en lugar de las anécdotas y descalificaciones que a veces impregnan la agenda cotidiana.
Lograr un país para todos en este marco es una ardua tarea. Conocemos las primeras propuestas de esta promesa, pero también es importante saber cómo se van a concretar. No podrá tener lugar un proceso en que se constate arbitrariedad en las decisiones y falta de transparencia. Ambos comportamientos exigen una nueva cultura política para alcanzar instituciones sanas y confiables, lo que permitirá contar con una ciudadanía involucrada en lo público, requisito clave para traspasar las puertas del desarrollo.