Examen OCDE a la Contraloría
La Contraloría General de la República acaba de concluir un interesante proceso, desarrollado a lo largo de dos años, en el cual la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) -con la colaboración de las entidades fiscalizadoras de 13 países- realizó un examen de las capacidades del organismo contralor chileno. El balance es en […]
La Contraloría General de la República acaba de concluir un interesante proceso, desarrollado a lo largo de dos años, en el cual la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) -con la colaboración de las entidades fiscalizadoras de 13 países- realizó un examen de las capacidades del organismo contralor chileno. El balance es en líneas generales positivo, y las recomendaciones de la OCDE apuntan más a perfeccionar y profundizar el trabajo en algunas áreas, que a hacer grandes correcciones o cambios de fondo. A partir de este informe, entregado por el contralor esta semana, la institución habrá de adoptar las medidas pertinentes, pero, junto con ello, conviene destacar el valor de un ejercicio como éste, que supone no solamente la disposición a transparentar el funcionamiento de un organismo público fundamental, sino que también a reconocer el aporte que puede significar al cumplimiento de su misión la mirada constructiva de un actor externo, especialmente uno con reconocida expertise en materia de sistemas de fiscalización.
Tal como lo expresó el contralor, tras los avances que ha realizado la institución en distintos ámbitos durante la última década, “había que exponerse a un riesgo diferente: ser vistos por otros. Someternos a un proceso de desnudez que, como preámbulo de un examen médico, diera cuenta de nuestras fortalezas y nos advirtiera de nuestras debilidades”. La frase resume un enfoque que otras instituciones, públicas y privadas, bien podrían hacer suyo en aras de mejorar tanto su gestión como su transparencia.
Como parte de su misión por impulsar una rendición de cuentas más efectiva sobre los actos de las autoridades y organismos públicos -incluyendo los propios-, la Contraloría ha puesto en marcha en los últimos años diversas iniciativas que apuntan a transparentar su trabajo y a ser más receptiva a la creciente demanda ciudadana en este ámbito, como la Agenda Pública del contralor, la publicación de los informes de auditoría que realiza o la creación del Portal Ciudadano, entre otros. La OCDE reconoce estos y otros avances, pero sobre todo valora “el rol crucial de la Contraloría en contribuir a la buena gobernanza pública”. Así, lo esencial de sus observaciones apunta a hacer ajustes en las auditorías para potenciar el impacto de la institución en dicha gobernanza, y a sugerir formas en que puede utilizar la experiencia adquirida para entregar valor agregado a los distintos usuarios de su trabajo.
El contralor reconoció en forma franca que la elaboración de este informe implicó “una gran tensión” para la entidad, pues “ha debido removerse el conformismo mágico de quienes detestan los cambios”. Ello releva aún más no sólo la importancia del documento, sino que también una disposición institucional a enfrentar los costos de hacer las modificaciones y correcciones que estima necesarias. Este es un enfoque que no se percibe en otras entidades del Estado, que a menudo postergan cambios imprescindibles para evitar conflictos con distintos grupos de interés.