Hacia una nueva política migratoria en Chile
Helena Olea Profesora Clínica de Migrantes Refugiados Universidad Diego Portales El programa del gobierno de Michelle Bachelet establece tres objetivos en materia migratoria: 1) desarrollar una política y cultura basada en los instrumentos internacionales sobre derechos humanos y migración ratificados por Chile, y sobre los principios acordados en la Conferencia Sudamericana de Migraciones; 2) evaluar […]
Helena Olea Profesora Clínica de Migrantes Refugiados Universidad Diego Portales
El programa del gobierno de Michelle Bachelet establece tres objetivos en materia migratoria: 1) desarrollar una política y cultura basada en los instrumentos internacionales sobre derechos humanos y migración ratificados por Chile, y sobre los principios acordados en la Conferencia Sudamericana de Migraciones; 2) evaluar modificaciones a la legislación vigente para cambiar a una perspectiva de inclusión, integración regional y enfoque de derechos; y 3) fortalecer la estructura pública de extranjería y migraciones para diseñar e implementar políticas dirigidas a la inclusión de los inmigrantes.
Tres puntos simples, pero esenciales para adaptar una política que viene de la dictadura a las exigencias y necesidades de un Estado moderno, preocupado de la integración regional y de honrar sus obligaciones internacionales.
La política migratoria no puede quedar relegada a un segundo lugar, porque es parte de la política exterior y un elemento esencial en las políticas estatales contra la discriminación. Entender la migración de esta forma permite cumplir el programa de gobierno y resolver temas pendientes en las revisiones periódicas de los órganos de derechos humanos a Chile.
No se trata sólo de un cambio legislativo y de la adecuación institucional a las necesidades y contextos de la integración regional y de los mercados laborales que incentivan la migración a Chile, sino de un cambio de paradigma. Ese es el tamaño del desafío: cambiar de la lógica de la seguridad y de la desconfianza a la de la integración, la inclusión y la protección de los derechos humanos.
Para ello es necesario comprender las dinámicas propias de la migración a Chile y conocer y tener la vocación de cumplir las obligaciones internacionales. Esto significa cambiar normas, procedimientos y actitudes en el control fronterizo; los permisos de residencia, las sanciones y criterios para expulsar a los extranjeros y para permitirles reingresar al país. Además, se necesita desarrollar acciones concretas para promover la integración y eliminar la discriminación, además de revisar los criterios con los que se interpreta la Constitución y las normas migratorias y de refugio para garantizar los derechos humanos.
El desafío del Gobierno es liderar este cambio de paradigma en el Estado y la sociedad chilena.