Capacitación versus reforma laboral: Una buena noticia que no fue noticia
Por Alfonso Swett
“Una capacitación efectiva (con buenas incentivos) puede integrar a los más vulnerables al mercado laboral hoy”.
Por Alfonso Swett
La discusión de la reforma tributaria en la Cámara de Diputados fue principalmente política, dejando a un lado la oportunidad de profundizar y corregir una serie puntos técnicos fundamentales para el ahorro y las pymes. El no prestar atención a las pymes y al ahorro generará un Chile con más desempleo, más concentrado económicamente e incluso más desigual. Cuando uno empieza a preguntar ¿por que?, ¿por qué nos está pasando esto como país? Las respuestas son dos: está en el programa y la calle no puede esperar. Que esté en el programa no garantiza un éxito (algo obvio). La clave es bajar lo que está en el programa a una buena política pública (lo más difícil). Sin embargo, lo que más me preocupa es el argumento de que la calle no puede esperar; o que la calle ya no acepta los niveles actuales de desigualdad en Chile. Lamentablemente, la calle tendrá que esperar 20 años. Sí 20 años; ya que una reforma al sistema educacional, que dé calidad, no tendrá efectos reales en reducir la desigualdad antes de 20 años más; cuando se estén consolidando en el mercado laboral los primeros egresados. Esto es muy complejo como país, porque si a esa espera le agregamos desempleo, la calle no tendrá la paciencia que ha tenido hasta hoy. ¿Qué podemos hacer, para que la calle no tenga que esperar 20 años? ¿Cómo podemos hacernos cargo de los más pobres que no tienen acceso al mercado laboral (y que con más desempleo será aún más difícil)?
Estas preguntas muy profundas no han sido respondidas. Sin embargo, parte de la respuesta a estas preguntas vino de una buena noticia que lamentablemente no fue noticia. El anuncio (durante este mes) de la política pública detrás de las medidas 19 y 20 de los 50 compromisos para los primeros 100 días de la Presidenta Michelle Bachelet. Me refiero al “Programa de capacitación en oficios para mujeres y jóvenes vulnerables”.
¡Claro que sí! Una capacitación efectiva (con buenas incentivos) puede integrar a los más vulnerables al mercado laboral hoy. Lo anterior permite disminuir la desigualdad, mejorando las oportunidades y los ingresos de los más pobres, y no sólo buscando hacer más pobres a los que más ganan.
El año 2013 se capacitaron en Chile 1.062.642 personas; mal gastándose el Estado entorno a los $172.000.000.000 (¡muchísima plata!). Claro, esa capacitación no ha sido efectiva para disminuir la desigualdad e incrementar los ingresos de los más pobres por varias razones. En primer lugar, sólo el 10% del gasto en capacitación (vía franquicia tributaria) se va a los trabajadores más vulnerables (o de menos ingresos). En segundo lugar, la capacitación mayoritariamente no contempla evaluación de conocimientos aprendidos; sólo se evalúa la asistencia (o sea, calentar la silla). En tercer lugar, la capacitación promedio en Chile es de 30 horas (¿qué se puede aprender bien en 30 horas?). En cuarto lugar, los beneficios de la capacitación no se los puede apropiar el trabajador o la trabajadora, porque no hay una certificación para él o para ella (no recibe ningún cartón válido ni universalmente reconocido). Es por todas estas razones que la capacitación ha tenido cero impacto en empleabilidad y remuneraciones en los últimos años en Chile (Comisión Larrañaga e informe del BID de 2010).
Es así como el “Programa de capacitación en oficios para mujeres y jóvenes vulnerables” —elaborado por la ministra del Trabajo, Javiera Blanco, y su equipo— es una muy buena primera propuesta para solucionar parte de los problemas de nuestro sistema de capacitación. El objetivo de este programa es apoyar el acceso y permanencia en el mercado laboral de esta población más vulnerable. Se propone una capacitación en oficio con duración de más de 200 horas. Sin embargo, lo más relevante es que la ministra Blanco entendió que NO basta sólo capacitar, sino que también es necesario complementar con otros factores que faciliten el éxito de la persona capacitada. Es por ello que el programa contempla 5 elementos adicionales muy relevantes. El primero es la intermediación, donde se hace responsables a los proveedores de capacitación de intermediar a las personas capacitadas (por lo cual recibirán un pago adicional). El segundo es la continuidad de estudios, dado que posteriormente podrán continuar estudiando en las instituciones de educación superior. El tercero es que no será requisito para este programa haber terminado la educación media; sin embargo, se ofrecerá la nivelación de estudios para aquellos que deseen terminar con su educación. El cuarto es la certificación de competencia, para que los capacitados se apropien de los beneficios de la capacitación (pero después de una evaluación de lo aprendido). El quinto elemento: no sólo capacitar para emplearse, sino que también para emprender.
En conclusión, éste es un gran paso en materia de capacitación que hay que celebrar y apoyar; sin embargo, aún quedan desafíos importantes en esta política pública. El primer desafío es cómo generar una oferta real y permanente para impartir estas más de 200 horas a 450.000 personas (300.000 mujeres y 150.000 jóvenes). El segundo desafío es cómo asegurar la demanda para que estas 450.000 personas estén correctamente incentivadas para capacitarse, donde la certificación jugará un rol fundamental para estas mujeres y jóvenes.
* Presidente consejo asesor externo nacional CLAPES UC