Circunstancias
“Cuando los gobiernos se encierran en sus verdades únicas, molesta el Parlamento”.
Por John Biehl del Río
Desde la familia, pasando por todas las formas de asociación que conocemos, incluyendo, por cierto y muy especialmente a la política, es imposible vivir sin considerar las circunstancias nacionales e internacionales que nos rodean.
Chile no es excepción a esta regla. Hay hechos causados por la naturaleza y otros por el hombre. Serán naturales los terremotos, las sequías, las inundaciones, los violentos ingresos del mar a tierra firme, y así podríamos señalar otros ejemplos.
En cuanto a los hechos provocados por el hombre, también sabemos que estos pueden llegar a la barbarie misma en las violaciones a los derechos humanos, en la interrupción de gobiernos democráticos, y así los ejemplos se pueden multiplicar.
Lo anterior es cierto para todas las actividades de la sociedad. Habrá circunstancias médicas en las pestes y las habrá económicas si el cobre sube o baja abruptamente su precio, o la concentración del ingreso y la riqueza deja a millones sin compartir legítimamente los beneficios del desarrollo. Ignorar las circunstancias actualizadas equivale a hundirse en el pasado.
Si nos concentramos en la política, ignorar esos escenarios que cambian habla muy mal del nivel de nuestra democracia. Mal de los partidos políticos, mal de nuestras instituciones. Son reflejo de un estancamiento donde la concentración política es necesaria para mantener la concentración económica y, también, el aumento de la pobreza.
Es difícil saber si la concentración del poder y el deseo de mantenerse en él es tan grave que se transforma en la antesala y protección de la concentración cada vez más aguda de la riqueza. Estas dos codicias hermanadas no conducen a vivir en democracia. El pacto tácito entre ellas, para ignorar las circunstancias que a todos nos afectan, es un camino muy difícil de revertir.
Es en nombre de dar trabajo y garantizar el crecimiento, que se concentra el ingreso con el apoyo de la política extremista de un lado o del otro. Si se requiere más y más poder hasta que éste sea monopólico, siempre se lucha por él en nombre de la libertad y alentando aquel sueño de la igualdad para seguir concentrándolo todo.
Cuando cada “circunstancia” que debe ser incorporada sólo se transforma en una nueva fuente de críticas al gobierno de turno, vamos por mal camino. Cuando los gobiernos se encierran en sus verdades únicas, molesta el Parlamento, los partidos políticos y hasta la gente. No regresemos a gobernar por bonos. Esos que se pueden dar en dinero, propiedades y tantas otras cosas.
Hoy nos estamos alejando de las circunstancias que nos corresponden. La desintegración preelectoral de la Alianza no ha sido asumida. La Nueva Mayoría se generó como arreglo electoral para evitar riesgos en alcanzar el poder ante el robustecimiento final del gobierno de Piñera. Hoy se hace difícil mantener una nueva mayoría, unida por un programa preparado como si fuera un restaurante de comida rápida. Estas circunstancias deben ser incluidas en toda nuestra política. Más que nunca se requiere el diálogo.