Cuotas indígenas de parlamentarios
La compleja situación de la Araucanía, en términos de seguridad y cohesión social, ha motivado una seguidilla de anuncios en los últimos años que buscan aliviar los niveles de tensión de la zona. Esta semana, la Presidenta Bachelet anunció un nuevo paquete de medidas en medio de fuertes críticas de la oposición a las declaraciones […]
La compleja situación de la Araucanía, en términos de seguridad y cohesión social, ha motivado una seguidilla de anuncios en los últimos años que buscan aliviar los niveles de tensión de la zona.
Esta semana, la Presidenta Bachelet anunció un nuevo paquete de medidas en medio de fuertes críticas de la oposición a las declaraciones del intendente de la Región, Francisco Huenchumilla, quien llamó a los propietarios de grandes terrenos a cederlos a los grupos que los están exigiendo. Entre los anuncios, está el fortalecimiento del programa de compras de tierra y el sometimiento a consulta (en el marco del Convenio 169 del OIT) de una nueva institucionalidad que comprende un Ministerio de Asuntos Indígenas y un Consejo de Pueblos Indígenas. Todo lo anterior estuvo presente durante los debates de campaña, sin embargo, sumó una medida nueva con la siguiente frase: “Debemos dar participación política a los pueblos indígenas. Se trata de llevar adelante una reflexión seria, con altura de miras, con el fin de que los pueblos indígenas tengan representatividad en el Congreso Nacional”.
No hay aún detalles sobre cómo el Gobierno transformará este anuncio en un proyecto concreto, pero hay antecedentes del tema por una moción presentada ante el Congreso por el diputado DC Fuad Chahín en 2012 que planteó una reforma constitucional para establecer cuotas para los pueblos indígenas, inspirado en el sistema neozelandés, que plantea que se elijan 12 diputados y 5 senadores para este efecto.
El caso de Nueva Zelanda . La manera en que se ha integrado la etnia maorí a los cargos de representación en Nueva Zelanda es a menudo citada como ejemplo. En ese país existen dos formas de participación de la comunidad indígena en el Parlamento: los votantes maoríes tienen la posibilidad de registrarse en el padrón maorí, que elige a los siete parlamentarios de su etnia, o en el padrón general de votación. Quienes citan el caso neozelandés dicen que el mérito de este modelo es que asegura la proporcionalidad: en Chile la población indígena es hoy de 8% y este porcentaje no está en el Congreso representado proporcionalmente, mientras que en Nueva Zelanda el 15% de la población es indígena y tiene una representación del 17% en el Parlamento.
Los peros de las cuotas. Al analizar el caso de las cuotas indígenas, ya sea por la vía del modelo neozelandés de listas separadas, u otro, lo cierto es que los argumentos a favor y en contra se repiten con respecto a otras cuotas que se pretenden instalar.
Hay primero una serie de argumentos legales que se deben considerar, especialmente el llamado principio de igualdad ante la ley, consagrado constitucionalmente. Este principio se basa en otorgar el mismo trato, derechos y oportunidades a personas distintas. Favorecer a las mujeres o a las personas indígenas por sobre otras estaría contra este principio.
Segundo, a esto se suma que las cuotas atentan contra la calidad de la democracia, ya que si bien es cierto que es deseable que los parlamentarios representen fielmente los intereses y necesidades de la población, lo que enriquece a la democracia es que sean los ciudadanos los que escojan quienes los representen. Si a priori se fijan categorías, lo que se hace es restringir las decisiones de los ciudadanos. En simple, se necesita el mejor candidato a ojos de los electores, sea hombre, mujer, se considere indígena o no, joven o viejo.
Tercero, en este debate se repite la tensión que también vemos en materia educacional sobre si lo que la sociedad chilena debe garantizar es igualdad de oportunidades o igualdad de resultados. Reservar escaños para un grupo en particular sólo refleja el fracaso de garantizar oportunidades.
Finalmente, aceptar un tipo de cuotas es abrir la puerta para un camino largo. Si se otorgan cuotas para indígenas, bien vale la presión para cuotas para mujeres y ya se han planteado cuotas para discapacitados y para jóvenes sub 30, como lo han hecho parlamentarios de Amplitud. El Parlamento corre el riesgo de rigidizar sus elegidos al punto de terminar representando menos a los electores que lo que se pretende por la vía de cuotas. Esto porque a todas luces no es necesario ser mujer para defender los derechos de las mujeres ni indígena para entender la problemática y los desafíos de estas comunidades.
Incentivos. Lo más importante es ir a la fuente del problema y dilucidar realmente por qué los grupos que se consideran con poca representación no han llegado a los puestos de poder. El caso de las mujeres es interesante ya que se asume en el debate que hay pocas candidatas y parlamentarias porque hay machismo de las cúpulas o restricciones que nacen desde los partidos, pero lo cierto es que según un estudio de la Unión Parlamentaria (2008), los tres principales factores de las mujeres para no entrar en política tienen que ver con responsabilidades domésticas, actitudes culturales prevalentes sobre los papeles de la mujer en la sociedad y la falta de apoyo de la familia. Hay entonces que apuntar a superar estos factores, por ejemplo, por la vía de acceso a salas cuna de jornada extendida, etc. Una vez que esas falencias se superen, las mujeres irrumpirían en la vida política con la misma fuerza que lo han hecho en otros ámbitos sin tener cuotas.
Parece importante que el Gobierno antes de lanzar un proyecto concreto de cuotas indígenas o de sumarse al presentado por el diputado Chaín, hiciera un estudio completo sobre los factores que alejan a los indígenas de los puestos políticos.
Estábamos esperanzados en poder a ganarle la partido. La dura eliminación generará en evaluaciones.