Diversidad educativa y calidad
Por Matías Navarro
“No puede ocurrir que los distintos proyectos terminen enseñando bajo un único estándar para rendir una prueba”.
Matías Navarro
Director de Estudios de IdeaPaís
Cada vez son más quienes señalan que la calidad es un elemento que ha estado ausente en el debate sobre educación. La lógica parece ser que los proyectos relacionados con los profesores —el factor de mayor impacto en el aprendizaje— serán discutidos el segundo semestre, debido a su complejidad.
Esperando con ansias ese debate, conviene también poner sobre la mesa otra discusión, que para algunos parece resuelta: la evaluación de nuestra enseñanza. La tendencia es a apuntar inmediatamente al resultado de los estudiantes en la prueba Simce, pero recordemos que ésta sólo evalúa algunas áreas del aprendizaje, dejando fuera otras habilidades transversales que también tienen un valor para el desarrollo humano, como las artes. Es cierto que el nuevo sistema de aseguramiento de la calidad considera otros indicadores, pero el Simce mantiene un predominante 67% de la evaluación. ¿Estamos realmente evaluando calidad?
Si la educación tiene un propósito amplio que incluye la formación integral de la persona, entonces su calidad también debe entenderse así. Por lo tanto, necesita definiciones que contemplen todas las dimensiones del desarrollo humano, lo cual no se reduce a estudiantes que entrenan para una prueba ni menos a profesores que, apremiados por obtener resultados, limitan la variedad de contenidos y se concentran en ciertas materias.
La libertad educacional, y su efecto en la diversidad de proyectos educativos, nos hacen un llamado de atención justamente en este punto. Está muy bien que el Estado evalúe mínimos consensuados de calidad que nos permitan comparar, pero eso no nos puede llevar a que los distintos proyectos educativos terminen enseñando bajo un único estándar para lograr un buen resultado en una prueba.
¿Son realmente mínimos los contenidos que enseñamos? ¿Existe realmente un consenso social con respecto a cuáles deben ser esos mínimos? Promover un sistema con una auténtica diversidad de proyectos educativos de calidad exige hacer esta reflexión. El debate de fondo que le cambiará la cara a nuestra educación —y que incluye el problema de los profesores— sigue pendiente.