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Inicio» Columnistas » Margarita María Errázuriz » La falacia de la clase media

La falacia de la clase media

“Hoy sólo cabe hablar de ‘los’ sectores medios”.

Publicado el 26/06/2014

Por Margarita María Errázuriz

En la actualidad, defender cualquier política aduciendo que afecta negativamente a la clase media o, al revés, que la beneficia, es usar un argumento irrebatible. Podría ser natural que así sea. Su aporte al desarrollo del país le ha ganado una posición que es motivo de orgullo. El punto es que hoy se estima que no es correcto seguir hablando de “la” clase media y que sería más propio referirse a sectores medios constituidos por grupos diferentes. Precisamente por ello es difícil pensar que una política –la tributaria en este caso– y los procesos sociales asociados a ésta, pueden tener en ellos las mismas consecuencias. Desde esta perspectiva, asistimos a un debate sobre el impacto de esta política en la clase media que es sólo demagogia.

La trayectoria de la clase media y sobre todo su tamaño estimado, independiente de su realidad, permiten entender por qué hacen tanto ruido acciones que se dice que vulneran su situación.

La clase media debiera ser intocable por ser el eje de cualquier proceso de desarrollo. Sus orígenes, vinculados a la urbanización, a la expansión del sector público y a la educación formal, le hicieron jugar un rol crucial en la modernización de nuestra sociedad y en el logro de una mayor integración social. Por ello, en nuestro imaginario, su identidad está en estrecha relación con el proyecto de democratización y el florecimiento de nuestro capital cultural.

Su proporción en la población total llama a la codicia. Todos los sectores políticos se pelean por sus votos. Si se considera el número de trabajadores que la compone, se estima que sería poco más del 40% de la población; si se excluye del total de ésta a aquella en situación de pobreza y a la de mayores recursos, alcanzaría a alrededor del 70%. Y, entre el 70 y el 83% de la población se define perteneciente a la clase media porque así quiere ser valorada.

Lo curioso es que usar el argumento de la clase media en el momento actual es una falacia. Las transformaciones del país han modificado su composición en asociación con los cambios que han tenido la economía y la fuerza de trabajo. De estar compuesta por funcionarios públicos pasó a incluir a los empleados en general, con toda su complejidad. Hoy sólo cabe hablar de “los” sectores medios. Hay cientistas sociales que han planteado la desaparición de la clase media.

De hecho, entre los sectores medios no hay una única identidad y los criterios con que contamos para saber en qué se parecen son su calidad de trabajadores no manuales y su nivel de consumo. Por ello, no se puede hablar de “una” clase o sector social.

Sin embargo, nuestros políticos se refieren a la clase media como si fuera un todo y discuten el efecto de las medidas que proponen sobre esta diversidad de personas tratándolas como una unidad. Es tan poco seria esta forma de argumentar que el surgimiento de un movimiento que agrupa a los medianos y pequeños empresarios y sus reivindicaciones desarticula su discurso y es un gran paso para despejar este debate. Los políticos no podrán escabullirse, tendrán que hablar de impactos precisos y sobre situaciones reales; la discusión adquirirá sentido. En buena hora.

clase media, columna La Segunda, Margarita María Errázuriz, Universidad Andrés Bello
  • Patrick

    Margarita, su artículo es un tanto básico……..y eso que en lo valórico lo comparto…..pero no nos venda el cuento de la ” clase media” …..que siempre beneficia a uds., ….los de apellidos de abolengo, los ……poderosos.
    Pobre su artículo Margarita…….. según la realidad actual el mundo.
    ¡¡ no se vaya a caer de sus estatua!!

  • Marco Antonio Signorelli Gonzá

    La clase media no existe. Si una persona es pobre le da vergüenza serlo y se asume de clase media, para ocultar su condición frente a los demás. Si una persona es rica, vista en relación con una pobre, le da vergüenza serlo y dice ser de clase media, porque se siente culpable de tener un buen ingreso cuando hay miles y miles que no lo tienen. Esta es una verdad evidente que en nuestro país está relacionada con el hecho que nadie es capaz de decir cuánto gana y cuánto tiene, y es más, es de roto, no es de gente bien, preguntarlo. En la doble moral del burgués la plata es ordinaria y lo que supuestamente hace decente a la gente es la honestidad.

    La clase más numerosa en todos los países es la clase de los trabajadores y deben hacerlo (trabajar) precisamente porque son pobres. La clase minoritaria es la de los inversionistas ubicados en la cúpula de la pirámide, en los fines del poder. Entre ambas hay sectores instalados en el medio que asumen la ideología, los valores y los comportamientos políticos de los ricos porque quieren escalar para pertenecer a ellos y enriquecerse. Los grupos o sectores medios no tienen identidad, son advenedizos, arribistas, pero son necesarios a la oligarquía y a la plutocracia, para atemperar los conflictos sociales, negarlos como si no existieran.-

  • Jose Manuel Fernandez Arriagad

    El inmenso conglomerado humano,llamado clase media,a exepcion de unos 100 magnates ,sus familias y empleados de importancia,se encuentra en esa muchedumbre que atiborra los estadios,el metro,los aeropuertos,las calles principales de las ciudades,todo lugar publico en general,balnearios exepto Zapallar y cachagua por ahora,ya no son los antiguos funcionarios publicos o militares,sino una tremenda y variopinta reunion de intereses sociales impios y mal ensamblados,dificil de dominar,interpretar ,que los une un denominador comun,la conciensia cada vez mayor de su poder y gravitacion .

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