Una entrevista como punto de inflexión
“Ojalá que la Nueva Mayoría emule al senador Montes, en aras de la riqueza del debate”.
Por Oscar Guillermo Garretón
Una virtud escasa entre políticos es la que tiene el senador Montes. No anda corriendo tras los micrófonos, pero ha demostrado más que otros su compromiso con una directa comunicación con la ciudadanía. Por eso, cuando hace una declaración dan ganas de leerla. Puede uno estar o no de acuerdo con él, pero no será una banalidad ni un intento muchas veces triste de parecer ingenioso.
En entrevista de ayer domingo ha hecho una crítica muy severa a la forma y fondo en que el Ministerio de Educación ha gestionado la reforma educacional. Reconoció el “miedo” de apoderados, de dueños y colegios por los silencios y vacíos de las propuestas. Cuestionó la compra de colegios. Dio una nueva definición del lucro, asociando la palabra a ganancias excesivas y no a cualquier ganancia. Criticó los exabruptos repetidos del ministro Eyzaguirre. Señaló que esperaba “ajustes y precisiones en el enfoque”. Tuvo el valor de expresar una verdad nunca fácil en tiempos de inquisición: “Este movimiento que hay no es responsabilidad de la derecha…”. Y acusó “falta de debate político”.
No importa si uno está de acuerdo en todo, pero esto tiene importancia política mayor. Permite comenzar a debatir la reforma educacional, opción hasta ahora clausurada. Por mucho menos Walker y Velasco, entre otros, fueron denostados. Pero a Montes no se le puede tildar de “conservador”, de “defensor del lucro” y otros apelativos siempre a mano de esos campeones de la pirotécnica verbal que confunden lealtad al pueblo con obsecuencia, y los argumentos con descalificaciones.
El senador ha sido por años un actor sólido del debate educacional y pocos como él tienen el respeto y reconocimiento del movimiento estudiantil. Sus palabras de ayer generan la esperanza de que la reforma educacional sea de verdad sobre educación, de que las opiniones se escuchen y de que el matonaje verbal abra paso al debate político serio. No es que lo necesite yo, sino esos “apoderados y dueños de colegios que están con miedo” (Montes).
Tanto hablar de participación ciudadana para ahora comprender que ni siquiera los senadores de la Nueva Mayoría fueron consultados sobre lo que se ha venido proponiendo al país y, por cierto, aun menos los apoderados y dueños de colegios.
La entrevista a Montes tiene carácter de punto de inflexión. A partir de ella nadie puede decir que opinar distinto es una herejía o una traición. Ojalá que la Nueva Mayoría emule la actitud del senador PS y recupere esa riqueza de debate que está detrás de toda capacidad de innovación y que caracteriza las coaliciones que perduran en el tiempo. No puede ser que la más importante reforma de un gobierno electo por amplia mayoría haya obligado a masivas fuerzas sociales y culturales a movilizarse para ser escuchadas.
Y ojalá que esto abra la discusión en todos los temas. ¿Por qué una mayoría puede molestarse cuando muchos se expresan? ¿Por qué toda crítica se entiende como muestra de intereses espurios y no como oportunidad de mejorar?
Si se lograra, el camino de los cambios será mejor y más fácil.