Cambios de estrategia
La visita de la Presidenta a Estados Unidos fue ocasión para que explicara las reformas estructurales proyectadas por su Gobierno, descartando los efectos negativos que allá también se critican, aunque sin entrar en detalles impropios de un escenario extranjero. Las declaraciones conciliatorias de Michelle Bachelet coincidieron con el nuevo tono que el Ejecutivo está dando […]
La visita de la Presidenta a Estados Unidos fue ocasión para que explicara las reformas estructurales proyectadas por su Gobierno, descartando los efectos negativos que allá también se critican, aunque sin entrar en detalles impropios de un escenario extranjero. Las declaraciones conciliatorias de Michelle Bachelet coincidieron con el nuevo tono que el Ejecutivo está dando acá a sus esfuerzos para obtener la aprobación a sus proyectos, tanto legislativa como de la ciudadanía (donde ha surgido una inesperada y creciente desconfianza). Por lo demás, no es éste el único vuelco estratégico que se aprecia ahora en la política nacional, como muestran las situaciones relevantes de esta semana que destacamos hoy.
Debe advertirse sí el recelo de dirigentes de la Nueva Mayoría ante la actitud más dialogante y menos “revolucionaria” del Ejecutivo. Al senador Quintana, presidente del PPD, no le gusta que se hable de flexibilidad ni de que la reforma educacional entra en revisión, y su colega Fulvio Rossi la ve “al borde del abismo” por los posibles cambios. Cabe recordar, además, la reacción del diputado Pablo Lorenzini por las modificaciones posibles del Senado al proyecto tributario que aprobó la Cámara, al decir que ésta repondría en tercer trámite el texto original, lo que abre una incógnita para los pasos que aún falta cumplir más allá de los ajustes puntuales que en esta etapa parecen cerca de concretarse.
Acuerdo con Amplitud. Las gestiones del ministro del Interior con sectores de la oposición para el reemplazo del binominal fructificaron, antes que con RN, con parlamentarios independientes y con los de Amplitud, pese a la cercanía de éstos con Sebastián Piñera y su anterior rechazo a aumentar los congresistas. El ministro Peñailillo aseguró así la mayoría que necesitaba, a la vez creando una situación muy incómoda a la recién elegida directiva que preside el diputado Cristián Monckeberg. Aunque la Presidenta llamó a RN a adherir al acuerdo, lo que ahora será más difícil, el éxito político de Peñailillo —no replicado por sus colegas a cargo de la otras reformas clave en educación e impuestos— corre el riesgo de haber preferido un grupo minoritario para su alianza en lugar de un partido importante, algo inconveniente para objetivos mayores.
Este episodio puede incluso contribuir a unir más a RN con la UDI y Evópoli, si bien ahonda la brecha de la Alianza con Amplitud, a quien se culpa de dar sus votos a cambio de ampliar en exceso (y en beneficio propio) el acceso al Congreso de grupos con mínima representación que harán incierta la labor legislativa. Por otra parte, esta semana hubo diputados, del PR y otros, que pusieron en duda su apoyo si no había cambios al redistritaje, diseño que el ministro Peñailillo estima inamovible, pero que en la oposición acusan de estar “hecho a la medida”.
Conflictos en el oficialismo. A las discrepancias no con los objetivos, sino con los mecanismos de la reforma tributaria, ya expresadas por la gran mayoría de los ex ministros de Hacienda, ex presidentes del Banco Central y ex directores de Impuestos Internos (también de la Concertación), se suma una propuesta elaborada por Cieplan, avalada por la Democracia Cristiana, en un último esfuerzo cuyo éxito depende finalmente del ministro Arenas.
En materia educacional, las objeciones puntuales del senador DC Ignacio Walker han escalado fuertemente esta semana al quiebre con su colega PS Fulvio Rossi, por la decisión de éste de apresurar la votación del proyecto de administrador provisional de universidades en la respectiva comisión senatorial. Choque que se pudo evitar y en el cual es obvio que la acusación de Rossi de que Walker es más un opositor que un aporte a la reforma perjudica finalmente al Gobierno. Más allá de la pugna entre una parte de la DC y el resto de la Nueva Mayoría, estos conflictos no emanan básicamente de la oposición partidista, sino de la reacción de molestia y temor de distintos sectores sociales, según se trate de una u otra de las reformas, y que en educación llevan a la calle a cada vez más sostenedores, padres y apoderados. Ello se expresa asimismo en la encuesta Adimark, donde la aprobación a los proyectos tributario y educacional baja seis y nueve puntos, y pasa a ser minoritaria.
Cargo clave en Educación. El panorama señalado explica y justifica la designación del ex diputado DC Andrés Palma como secretario ejecutivo de la reforma, un cargo nuevo que suena a una segunda intervención, obviamente crítica, en la gestión del ministro Eyzaguirre. Este señala que fue él quien pidió ayuda a su antiguo compañero y amigo, encargado ahora de la decisiva función de coordinar las complejas tareas de los varios proyectos que se van acumulando. En todo caso, se satisface así la demanda de mayor presencia de la DC en la hasta ahora principal reforma de la Presidenta, y se llena de hecho un notorio vacío en el equilibrio interno del oficialismo, respondiendo además a un clamor compartido por el senador socialista Carlos Montes de cambiar las prioridades actuales en cuanto a las etapas de la reforma.
Palma ha acertado en sus primeras declaraciones al señalar que “en el aula” se halla el desafío más complejo (y ojalá lo estime también el más urgente) de su labor. En verdad, más que coordinar, él debería acoger y llevar adelante las modificaciones a la iniciativa que están planteando los distintos sectores que conocen el tema y finalmente serán los que hagan efectiva la reforma.