Carrera docente: en la búsqueda de acuerdos
“El eje de la discusión educacional no son ni los profesores ni los colegios ni el Estado, sino que los alumnos”
Hace unos días, el ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre, anunció el envío al Congreso, para fines de este año, de un nuevo proyecto de carrera docente, que apunta a mejorar las perspectivas, condiciones laborales, remuneraciones y preparación de los profesores.
Pese a que el gobierno anterior ya había avanzado en esta materia -enviando un proyecto que logró importantes consensos en el Congreso, pero que sin embargo fue dejado a un lado por la actual administración-, se optó por partir de cero y enviar un nuevo proyecto al Parlamento, desechando toda la discusión anterior y los acuerdos ya alcanzados en la comisión de Educación.
El anuncio se produce en medio de complejas semanas que ha debido enfrentar el ministro Eyzaguirre, muchas veces agudizadas por declaraciones equívocas, que llevaron a La Moneda a buscar la forma de reencauzar la discusión organizando un cónclave en Cerro Castillo, que culminó con una fuerte señal de respaldo a la labor del ministro. A esto se suma un rediseño en la estrategia comunicacional, que considera a la propia Presidenta Bachelet como vocera del tema, poniendo su capital político en apoyo de una de las principales reformas de su gobierno.
A fines de julio, el Banco Mundial dio a conocer un nuevo reporte, titulado Great Teachers: How to Raise Student Learning in Latin American and Caribbean, en el que aborda la situación de la educación pública de la región, destacando en algunos casos la educación chilena, pero subrayando que aún está lejos de la del resto del mundo, al igual que la de sus vecinos.
Los logros en matemáticas de los estudiantes chilenos van dos años por detrás de los alumnos de la OCDE y cinco años por detrás de los de los países asiáticos. Quienes rinden la PSU para entrar a estudiar pedagogía en Chile promedian 505 puntos, versus 660 para derecho o 700 para ingeniería.
El reporte continúa con un completo análisis sobre las dificultades que enfrenta el sistema en la región y en Chile.
Esto no debiera sorprender. Existe un consenso transversal de que es necesario fortalecer la carrera docente y que ésta apunta al corazón mismo del problema: cómo mejorar la calidad de la educación chilena. Esto explica por qué el gobierno de Sebastián Piñera envió un proyecto de ley al Congreso para elevar las remuneraciones a los mejores egresados de pedagogía. Cabe preguntarse entonces: ¿con qué fin se abandona un proyecto que había alcanzado acuerdo transversal en la Cámara de Diputados para el cumplimiento de los mismos objetivos?
La respuesta parece estar en el Colegio de Profesores. Ante las dificultades que ha enfrentado el Gobierno durante las últimas semanas, ha debido hacer gestos importantes. Así sucedió con el movimiento estudiantil, con el envío del proyecto que deroga el DFL 2, que impedía a los estudiantes y funcionarios administrativos participar con derecho a voto en los órganos encargados de la gestión o dirección de las instituciones de educación superior y en la elección de sus autoridades.
Así es también como el Gobierno se ha sentado a negociar punto por punto con el gremio de los profesores. Su objetivo es acordar una agenda corta para dar solución a los problemas más urgentes del gremio, previo envío del proyecto de carrera docente y desmunicipalización. El protocolo de acuerdo busca agilizar algunos temas clave para los profesores, como el valor de las horas, el tiempo para preparar las clases y un bono de $ 21.500.000 para incentivar las jubilaciones. Respecto de este último punto, según datos del Mineduc, el año 2013 había más de 90 mil profesionales trabajando en las salas de clases municipales. De ellos, unos 12 mil profesores se encontrarían en condiciones de jubilar. Cálculos preliminares indican que este bono podría implicar al Mineduc unos $ 250 mil millones.
Con ambas propuestas sobre la mesa, el Gobierno apuesta a conseguir el respaldo cerrado de dos actores claves en el debate educacional y político: estudiantes y profesores.
En el caso de las negociaciones con los profesores, resulta de suma importancia velar por un justo equilibrio entre la necesaria participación de los docentes, pero evitando caer en la captura de sus intereses. Ha sido este gremio el que se ha opuesto permanentemente a una carrera docente que implique flexibilidad para sacar de las aulas a los profesores que no cumplan con niveles de calidad y que otorgue incentivos por desempeño y no por antigüedad.
Valga la pena recordar que, finalmente, el eje de la discusión educacional no son ni los profesores ni los colegios ni el Estado, sino que los alumnos. La reforma apunta a proveer de una mejor educación a los escolares chilenos, para avanzar hacia un país más desarrollado e inclusivo.
Los acuerdos logrados en la discusión tributaria debieran ser un camino a emular. Es indudable que todos los actores deben ser escuchados; entre ellos, los docentes. Reformas de esta envergadura deben pasar necesariamente por un proceso deliberativo serio y ser revisadas en su mérito, desde un punto de vista técnico, en su factibilidad y aplicabilidad.