La Iglesia y la sexualidad
Señor Director: Ha quedado en evidencia que un sector de la Iglesia Católica chilena pretende desviar la atención de sus propios crímenes para preservar su statu quo. Un ejemplo de ello ha sido la intención de la Congregación de los Sagrados Corazones de enviar a España a Gerardo Joannon para un tratamiento “psicológico” y “espiritual” […]
Señor Director:
Ha quedado en evidencia que un sector de la Iglesia Católica chilena pretende desviar la atención de sus propios crímenes para preservar su statu quo. Un ejemplo de ello ha sido la intención de la Congregación de los Sagrados Corazones de enviar a España a Gerardo Joannon para un tratamiento “psicológico” y “espiritual” cuando lo que se pretendía era protegerlo de su responsabilidad en adopciones ilegales de niños. Ni hablar de lo que ocurre con Fernando Karadima quien todavía sigue protegido e impune por sus delitos sexuales.
Por todo ello considero que es hora de poner en tela de juicio las enseñanzas sexuales católicas, especialmente en relación con el celibato. Desde ya en los mencionados casos el común denominador es la anacrónica teoría de la sexualidad de la Iglesia desarrollada en la Edad Media, en abierta contraposición con las necesidades humanas fundamentales, que inevitablemente crea una malsana condición psico-sexual.
Sin lugar a dudas que los prejuicios contra las relaciones sexuales saludables, la obligación del celibato, la tesis de la Inmaculada Concepción y otros dogmas no sólo alejan a la Iglesia de la vida real sino que, peor aún, terminan por desembocar en actos delictuales hacia personas inocentes.
Fabián Bustamante