Política exterior informada
Por María del Carmen Domínguez Directora de Planificación Estratégica del Ministerio de RR.EE. Para debatir sobre política exterior se requieren dos elementos básicos: información adecuada y evitar la ideologización. Sin información relevante no se pueden adoptar buenas decisiones, y la ideologización confunde el interés nacional. Estas reflexiones me surgen al leer la reciente columna de […]
Por María del Carmen
Domínguez
Directora de Planificación
Estratégica del Ministerio de RR.EE.
Para debatir sobre política exterior se requieren dos elementos básicos: información adecuada y evitar la ideologización. Sin información relevante no se pueden adoptar buenas decisiones, y la ideologización confunde el interés nacional.
Estas reflexiones me surgen al leer la reciente columna de Leonidas Montes en “La Segunda”, quien critica que los primeros tres encuentros internacionales de la Presidenta Bachelet hayan sido con Cristina Fernández de Kirchner, Rafael Correa y Dilma Rousseff, lo cual obedecería a “una deliberada política exterior para criticar o desechar lo hecho por el gobierno de Piñera”.
Esta aseveración es al menos curiosa, a la luz de los hechos. Resulta que la primera visita oficial del Presidente Piñera fue a Argentina, a encontrarse con la Presidenta Fernández; al día siguiente estuvo en Brasil, reuniéndose con la Presidenta Rousseff; y tras algunos meses, el Presidente Piñera visitó Ecuador nada menos que dos veces: primero para una visita oficial y luego para solidarizar con el Presidente Correa ante un intento de golpe.
¿A qué responde este paralelismo en las agendas presidenciales? Sabemos que existen intereses permanentes de política exterior que poco o nada tienen que ver con la ideología: Brasil, Argentina y Ecuador son y serán claves para nuestras relaciones exteriores.
Como ha sostenido el canciller Heraldo Muñoz, América Latina es el eje de nuestra política exterior, sin disminuir la intensidad de nuestras relaciones con otros socios estratégicos como EE.UU., la Unión Europea, y Asia-Pacífico. A la vez, es factible avanzar gradual y pragmáticamente en una convergencia en la diversidad, explorando áreas de acuerdo entre esquemas de integración. Chile debe aprovechar todas las oportunidades disponibles para crear prosperidad mediante una política de apertura al mundo.
A algunos no les calza el fuerte compromiso con la Alianza del Pacífico reafirmado por la Presidenta Bachelet en la reciente cumbre de México, o que su tercer viaje al exterior haya sido a EE.UU., invitada por el Presidente Obama o que el segundo viaje del canciller Muñoz fuera a Washington, para consultas bilaterales con el secretario de Estado John Kerry. Tampoco resulta conveniente resaltar el éxito de la visita presidencial a África, invitada oficialmente por el gobierno de Sudáfrica y la Fundación Nelson Mandela, subrayando nuestro compromiso con los derechos humanos.
La política exterior no se debe prestar para el juego político pequeño ni para la crítica desinformada. Es el interés nacional que siempre ha contado con un capital de unidad y apoyo transversal que es necesario preservar.