Reformas y Crecimiento
“El crecimiento es prioritario, y el Gobierno trabajará por no afectarlo”.
Por Cristina Bitar
Las últimas cifras económicas han venido a confirmar lo que el mercado anticipaba: la economía se está frenando de manera alarmante. Empezamos el año con predicciones de crecimiento que rondaban el 3,5 por ciento y en la actualidad vamos en 2,5 por ciento. El escenario externo no condice con esta desaceleración y, si se mira a los países que han ajustado más a la baja sus proyecciones, estamos entre los punteros de esa lamentable estadística. Sin embargo, no quiero quedarme en la discusión acerca de si las causas de esta caída son internas o externas, si la reforma tributaria es o no responsable, si los inversionistas están renuentes a impulsar proyectos en el actual clima de reformas estructurales. Esos son debates que tienen ya suficientes actores.
Me gustaría referirme a algo muy importante que hemos visto en los últimos días y que, tal vez, pasó un poco desapercibido en medio de la tormenta. En los últimos días, tanto la Presidenta Bachelet como el ministro de Hacienda han dado señales claras de que para ellos el crecimiento es un objetivo primordial. El ministro Arenas en un seminario de un banco de inversión recalcó la importancia del crecimiento y la Presidenta, postcifras del Imacec, habló del compromiso con la reactivación. Estas me parecen señales de alcances muy profundos, porque es una definición de principios que posiciona, al menos en la voluntad, a las principales autoridades en un punto mucho más de centro del que en algunos momentos se percibió.
Es claro que para las posiciones de izquierda más polarizadas el crecimiento económico no es un objetivo primario, menos aún cuando éste es resultado de la actividad del sector privado en el mercado. Al contrario, lo que se busca desde esas posiciones —en línea con países como Venezuela e incluso Argentina— es un énfasis en la redistribución y la participación del Estado en la economía. Todo esto justificado en una lógica de justicia social. Esto también tiene expresión política en ciertos sectores de la Nueva Mayoría.
Pero la Presidenta y el ministro Arenas han dejado en claro, en estos días, que ésa no es su posición. Se podrá discutir si ellos están equivocados o no respecto del impacto en el crecimiento que tienen las medidas que están impulsando, pero la definición conceptual a favor nos garantiza que en la medida en que ellos enfrenten una realidad adversa podemos esperar una reacción pragmática para volver a la senda del crecimiento. Esta definición fija además los límites políticos del debate. Es improbable, luego de las declaraciones de la Mandataria, que los sectores más radicales de la Nueva Mayoría puedan mover esa frontera. El crecimiento importa, es prioritario, y el Gobierno trabajará por no afectarlo.
Los números económicos no son buenos y las proyecciones tampoco. No es probable que la economía recupere su dinamismo durante 2015 y eso tendrá indudable efecto en la evaluación del Gobierno. Lo valioso es que las primeras y embrionarias reacciones del Ejecutivo apuntan hacia posiciones de centro, donde se encuentra gran parte de la clase media y el electorado. Esta ha sido la señal en la reforma tributaria y esperemos que así sea en las demás reformas en curso.