Salud en viaje
Por Fernando Balcells
F viaja al extranjero y empieza a sufrir dolores severos en el costado derecho del abdomen. Es como si Mohamed Ali golpeara durante seis horas en el mismo lugar.
Por Fernando Balcells
F viaja al extranjero y empieza a sufrir dolores severos en el costado derecho del abdomen. Es como si Mohamed Ali golpeara durante seis horas en el mismo lugar. El dolor se acerca perversamente a la tortura y es claro que no se trata de una indigestión producto de los osobucos o los riñones de cordero. En un momento de lucidez, F decide llamar a su isapre en Chile y comprueba que sí, efectivamente tiene un seguro de viaje y le dan el teléfono para que se contacte.
“Sí, señor F, ¿en qué podemos ayudarlo?” Cuento corto, y en contra de los prejuicios, todo funciona muy bien. En diez minutos tiene una cita en un centro médico de Pacific Beach. La doctora lo examina y toma muestras para un examen de sangre. Llegan los resultados y todo cambia, empezando por la cara de la doctora. Explica que el hígado no está funcionando y los riñones no se ven bien. En esas condiciones no se atreve a hacer un diagnóstico y lo remite a emergencias en el Thorton Hospital. Su indicación es hacer un escáner de abdomen y tratar de urgencia según lo que aparezca. Todo cubierto por el seguro.
Ordenado y previsor, F llama a la empresa corresponsal de la isapre en California, la que pide tiempo para consultar con Chile.
“Sí, señor F, le llamaremos apenas nuestro comité médico revise su caso”. A los diez minutos, veloz como ninguna, llama Silvia de vuelta. “Señor F, el comité médico no ha aprobado su solicitud, pero usted puede hacerse los exámenes y pedir reembolso a su isapre en Santiago”. F reúne toda su fuerza interior para preguntar ¿por qué? La respuesta es exquisita. “Señor F, el comité médico ha señalado que esta es una enfermedad contraída durante el viaje y por lo tanto no está cubierta por nuestro seguro”.
La respuesta es igual de absurda que si hubieran dicho: “Lo sentimos, esta es una enfermedad preexistente al viaje”. ¿Qué más decir?
Nos armamos de todas las tarjetas de crédito disponibles y partimos al Thorton Hospital. Los exámenes adicionales arrojan cálculos en el riñón. Aterrado por la cuenta, F no quiere hospitalizarse.
Al momento del alta no hay cuenta ni registro de tarjeta de crédito. F ha declarado no tener seguro en EE.UU., lo que no es impedimento para que lo traten con todos los medios disponibles. Incluso, le ofrecieron inscribirlo en el Wellfare.
La piedrita que cayó del riñón, F la guarda con cariño para el momento de las explicaciones con su isapre.