Dos voces: Lagos y Ferguson
“La llamada de ambos es a levantar la vista, a generar instituciones sólidas y con estabilidad”.
Por Cristina Bitar
En las últimas semanas escuchamos dos voces que sobresalieron: la del ex Presidente Ricardo Lagos y la del historiador británico Niall Ferguson. Paradójicamente, sus mensajes tuvieron un tono semejante, a pesar de provenir ambos de veredas ideológicas diferentes.
Lagos nos planteó la necesidad de tener proyectos de largo plazo en los ejes fundamentales para el desarrollo. Su propuesta llega en un momento muy oportuno, es un llamado de atención, aunque no en el sentido disciplinario de la expresión, justo cuando la economía decae y se impulsan cambios refundacionales.
Lagos nos invita a pensar de otra manera, que no es contradictoria con la posibilidad de hacer cambios mayores, puesto que nos plantea que los países progresan y se desarrollan cuando tienen proyectos compartidos que, de alguna manera, enmarcan la gestión de los distintos gobiernos, incluso si son de signo político diferente. La invitación del ex Presidente, por sí misma, nos saca de la trinchera en que nos hemos ido metiendo en los últimos meses.
Desde la Nueva Mayoría se alzaron voces críticas y el propio Gobierno no pudo evitar que se trasluciera su incomodidad con los conceptos vertidos por Lagos. Pero más que un “tirón de orejas” a la actual Presidenta, o al Presidente Piñera, lo de Lagos nos interpela a todos y tuvo el impacto que vimos porque acertó medio a medio en una realidad indesmentible. Hemos ido progresivamente bajando la vista, año tras año, hasta quedar francamente mirándonos el ombligo.
Por su parte, Ferguson nos recordó que lo hemos hecho bien, que efectivamente somos el país que más y mejor progreso ha tenido en América Latina en los últimos 30 años. Su crítica, también provocadora, a la sobrevaloración del combate a la desigualdad si se hace de una manera que frene el desarrollo es muy oportuna. Es una reflexión necesaria, a la que no hay que temer.
En la práctica, medidas que apuntan más a una igualdad de resultados que a la necesaria igualdad de oportunidades son políticas que no han dado nunca los resultados prometidos y que han hecho pagar un precio muy alto en pérdida de libertad individual, allí donde se han impuesto.
Ferguson también nos invita a construir a partir de lo hecho, nos dice que sería una estupidez levantar proyectos refundacionales que se hagan desde el equivocado diagnóstico de que todo está mal y hay que hacer todo de nuevo.
El tiempo de las utopías pasó, ése parece ser el mensaje, tanto de nuestro ex Presidente socialdemócrata como del historiador conservador —a la inglesa, como gusta decir él—, por lo que la llamada de ambos es a levantar la vista, a generar instituciones sólidas y con estabilidad, a respetar nuestra Constitución como una real Carta Fundamental que se puede enmendar, pero no convertir en un eterno proyecto desechable, como ha sido tradición en América Latina.