AVP: una realidad cercana
Por Luis Larraín Stieb
“Las personas que suscriban un AVP podrán optar a la compensación económica, regímenes económicos y a pensiones de sobrevivencia, con los mismos derechos de la figura de cónyuge”.
Por Luis Larraín Stieb
Presidente Fundación Iguales
Anoche el Senado aprobó el articulado del Acuerdo de Vida en Pareja (AVP), entregándole a la Cámara de Diputados un proyecto mejorado y de mayores alcances, para su discusión en segundo trámite.
Se trata de un AVP que trasciende lo meramente patrimonial para instalarse en un concepto familiar, regulando los efectos jurídicos derivados de la vida afectiva en común, estable y permanente entre dos personas. Por tanto, está dirigido para cualquier tipo de pareja, sean éstas de distinto sexo o no.
Así, reconoce la trascendencia del vínculo, estableciendo su celebración ante un oficial del Registro Civil y otorgándole un estado civil propio. Sus causas serán competencia de los Tribunales de Familia y contempla parentescos por afinidad, mientras la unión se mantenga vigente.
Asimismo, es un proyecto que regula el bienestar integral de la pareja, incorporando mecanismos de protección en términos de salud, previsionales y sucesorios. Las personas que suscriban un AVP podrán optar a la compensación económica, regímenes económicos y a pensiones de sobrevivencia, con los mismos derechos de la figura de cónyuge.
Se trata también de un proyecto que se orienta a lo humano, pues reconoce las significativas labores de crianza y educación de los/as convivientes, otorgándoles la posibilidad de solicitar el cuidado personal de los hijos biológicos de su pareja. Además, considera la terminación unilateral del acuerdo, con el requisito de notificar personalmente al conviviente civil, y no por medio de la impersonalidad de una carta certificada.
Todos estos ajustes nos dejan conformes, pues son fruto del trabajo conjunto de la sociedad civil, desde la perspectiva de la diversidad sexual y los derechos humanos.
Esperamos que la Cámara de Diputados desarrolle un debate desprejuiciado y con altura de miras, resolviendo los desafíos pendientes (como la inclusión de los sistemas de salud y previsión de las Fuerzas Armadas), poniendo especial atención a las demandas de miles de parejas que por años se han visto desprotegidas y que necesitan una ley.