• El Mercurio
  • Las Últimas Noticias
  • La Segunda
  • Soychile
  • Avisos Económicos
  • La Segunda Legales
  • Actualidad
  • Política
  • Economía
  • Espectáculos
  • Deportes
  • Contacto
  • Redacción
  • Debate de ideas
  • Sociedad Anónima
  • Cine, TV y Cultura
  • Deportes
Redacción
  • Inicio
  • Columnistas
    • Alfredo Joignant
    • Cristina Bitar
    • Eugenio Guzmán
    • Gonzalo Müller
    • Guillermo Larraín
    • John Biehl del Río
    • Jorge Edwards
    • Juan Carlos Altamirano
    • Leonidas Montes
    • Luis Eugenio Silva
    • Margarita María Errázuriz
    • Mariana Aylwin
    • Oscar Guillermo Garretón
    • Rafael Aldunate
    • Ricardo Solari
    • Sergio Melnick
  • Editorial
  • Foco político
  • Foco legislativo
  • Archivos
  • Cartas
Inicio» Columnistas » Discutamos sobre terrorismo

Discutamos sobre terrorismo

Por Felipe Harboe
“El terrorismo no puede condicionar emocionalmente al legislador, pues debe dotar a la autoridad de normas procesales eficaces”.

Publicado el 08/10/2014

Por Felipe Harboe
Senador de la República

El terrorismo como herramienta política ha estado presente a lo largo de la historia. Si bien los déspotas lo habían usado durante milenios para aplastar la resistencia del pueblo, fue en la Revolución Francesa cuando Robespierre declaró que el terror era “justicia inmediata, severa e inflexible”, una “emanación de la virtud” y una “consecuencia natural del principio general de la democracia”.

En la época de las independencias, el terrorismo se solía asociar a quienes realizaban acciones bélicas destinadas a lograr la emancipación. A mediados del siglo XX, el término se utilizó para identificar a quienes atacaban a políticos, fuerzas del gobierno o regímenes establecidos. Tanto así que incluso el régimen nazi calificó de terroristas a los saboteadores de la resistencia francesa.

Fue en 1940 cuando Menahem Begin, líder del grupo terrorista Irgún, motivó la expulsión británica de Palestina a través del atentado al hotel King David en Jerusalén, en el que murieron 91 personas. De igual forma, atentados en París y otras ciudades de Francia durante la década del 50 fueron el método utilizado por los argelinos para lograr la expulsión de los franceses del norte de África. En la década del 60 se recordará la frase del Presidente Kennedy, quien al referirse a Vietnam la definió como “una pequeña guerra de terrorismo y subversión política por parte de algunos habitantes del Viet Cong”.

La masificación de la televisión permitió conocer en tiempo real el secuestro de atletas israelíes en los juegos olímpicos de 1972. Este acontecimiento se conoce como el inicio del terrorismo televisado o del temor masivo. Desde ese momento se observa una voluntad prede terminada de causar el daño y, adicionalmente, generar un impacto generalizado para erigirse como organización poderosa y temida. Se busca multiplicar la onda expansiva de temor.
Hoy Chile inicia la discusión sobre terrorismo y buscará normas para enfrentarlo. Es preciso recordar la historia y repasar las consecuencias de los actos terroristas en los procesos legislativos. En algunos países, la consecuencia inmediata fue la dictación de normas abiertamente reñidas con las libertades individuales de los ciudadanos honestos y pacíficos.

Ciertamente, el terrorismo y la violencia merecen nuestra condena transversal, pero ello no puede condicionar emocionalmente al legislador, ya que el resultado de la discusión debe tener la virtud de dotar a la autoridad —con prescindencia de la autoridad gubernamental de turno— de normas procesales eficaces y normas sustantivas proporcionales, que pasen los exámenes de constitucionalidad y respeto de los derechos fundamentales.

El equilibrio entre el derecho a la seguridad y la correlativa obligación de la autoridad de proveerla no es fácil de lograr. Será el legislador quien deberá hacer los esfuerzos para abstraerse de la legítima indignación acerca de los últimos hechos, de los comprensibles traumas de nuestra historia reciente y de sus adscripciones políticas, para tomar parte de una discusión en beneficio de nuestra democracia, de la seguridad y, por tanto, de la libertad de nuestra sociedad.

columna La Segunda, democracia, derecho a la seguridad, Felipe Harboe, terrorismo
  • Eduardo de la Barra

    En manos de legisladores o parlamentarios de la talla de los actuales incompetentes, es imposible obtener una legislación adecuada. Usted, Sr. Harboe, nunca ha sufrido en forma siquiera cercana, atentados terroristas tales como los que varios agricultores sí han vivido en el Sur.
    Que venga a dar clases de legislación, derecho y seguridad, es francamente increíble.
    Por otra parte, ¿qué posible sentido hace reinventar una y otra vez la misma rueda?
    Pensará usted que tomar de otras legislaciones ya existentes y probadas, como por ejemplo la española o inglesa, sería “feo”?
    O necesita usted proporcionar motivos para que los “legisladores” chilenos sigan “ganando pingües sueldos?
    Para blah blah, está usted caro.

  • Ignacio Olaeta

    Ninguna alusion de este “Experto” a los barcos de bandera falsa.

Jorge Edwards

  • El derecho a la historia

    “Chile ostenta una historia densa, compleja, que valdría la pena examinar con seriedad y cuyo examen sería útil”.

Editorial

Una nueva era para Argentina

Parece claro que Daniel Scioli, candidato del oficialismo, se impondrá mañana en la primera vuelta de las el…

Foco Político

Desconfianza y consenso

Esta semana, el SII ha hecho una denuncia para que la Fiscalía Oriente investigue los eventuales delitos trib…

Foco Legislativo

Fragmentación del Congreso

Uno de los posibles efectos de la reforma electoral que más debate ha generado es la eventual fragmentación …

Búsqueda por fecha

octubre 2014
L M X J V S D
« sep   nov »
 12345
6789101112
13141516171819
20212223242526
2728293031  

Lo más

  • Leído
  • Comentado

      (c) 2012 La Segunda | Blog de Redacción