El tuitero patrimonial
En un Chile con alrededor de 5 millones de cuentas de Twitter, no hay tiempo para la permanencia. En un mundo en donde la vida misma se resume en 140 caracteres surge, como un bicho raro, un ciudadano que ha podido sortear la primacía del último minuto, dotando a las redes de patrimonio perenne. Alberto […]
En un Chile con alrededor de 5 millones de cuentas de Twitter, no hay tiempo para la permanencia. En un mundo en donde la vida misma se resume en 140 caracteres surge, como un bicho raro, un ciudadano que ha podido sortear la primacía del último minuto, dotando a las redes de patrimonio perenne. Alberto Sironvalle utiliza sus cuentas en redes sociales para subir fotos de Santiago. Su hobby es rescatar y compartir imágenes de estos mismos lugares en momentos diferentes de la historia, completando un archivo de 7 mil imágenes.
En una tuitósfera donde todo es discusión, acusación y desacreditación, en donde las opiniones pasan a ser polémicas, Sironvalle provoca el efecto contrario. Hay una nube de seguidores que constantemente revisa y comparte estas fotografías. Se ha creado en torno a ellas una comunidad virtual, que intenta determinar el año y el contexto histórico de estas imágenes, de las que muchas veces no hay información. La tarea de Sironvalle es un ejemplo altruista de algo que debería ser una regulación patrimonial, a saber, la responsabilidad de abrir a la comunidad los registros de historia y patrimonio, que hoy por hoy están obsoletos. Sironvalle los comparte en el ciberespacio y los trae a nuestros tiempos.