La nueva mediocridad
Por Alfonso Swett
“¿Cómo podemos hacer cambiar de opinión al prestigioso diario Financial Time y a varios inversionistas extranjeros?”.
Por Alfonso Andrés Swett
En el marco del Chile Day, el Financial Times calificó a Chile como “la economía que encarna mejor la nueva mediocridad actual”. Es muy doloroso leer esta expresión sobre nuestro querido país. Es muy preocupante ver este cambio de opinión tan drástica. Ayer éramos el ejemplo de buen alumno y hoy somos todo lo contrario. Esta no es una fea etiqueta que le han puesto sólo a la Nueva Mayoría, sino a todos nosotros. Al respecto, hay dos preguntas relevantes:
¿Por qué nos ven como la economía que encarna mejor la nueva mediocridad?
Lamentablemente, nuestros números le dan la razón al Financial Times. En 2012 Chile crecía un 59% más de lo que crecía el mundo (5,4% vs. 3,4%); en 2013, Chile crecía un 27% más que el mundo (4,2% vs. 3,2%). Sin embargo, este 2014 vamos crecer entorno a un 40% menos que el mundo (1,9% vs. 3,3%). Somos el segundo país latinoamericano (después de Venezuela) con mayor decrecimiento de la inversión. Los factores externos pueden explicar una caída para el 2014 del 4,9% proyectado (presupuesto para el 2014) a un 3,9%. Sin embargo, el impacto en las expectativas (confianza de empresas y consumidores), por la mala forma de discusión y la calidad de las reformas, podrían explicar la caída del 3,9% a un pobrísimo 1,9%. Si seguimos por la misma senda, en 2015 también vamos a crecer en torno a un 40% menos que el mundo. Seríamos el peor país en términos de crecimiento en la Alianza del Pacífico. Lamentablemente, nuestras discusiones como país han sido más políticas que económicas, y le hemos dado números y razones al Financial Times para que nos humille como lo ha hecho.
¿Cómo podemos hacer cambiar de opinión al prestigioso diario Financial Time y a varios inversionistas extranjeros?
Tenemos que cambiar tres ejes de discusión: ni “nueva mediocridad” ni Nueva Mayoría: necesitamos una nueva actitud constructiva e inclusiva. Ni más Estado, ni más privados: necesitamos mejores empresas privadas, para ser competitivas y cooperativas con el bien común. También necesitamos urgentemente un mejor Estado, que fiscalice, que provea servicios de calidad, que garantice la libertad y la igualdad de oportunidades, y que no deje botados a los más vulnerables. Ni ataques odiosos contra las empresas, ni abuso: necesitamos valorar el gran aporte de las empresas al bienestar; y que éstas asuman su responsabilidad total con el bien común.