Ofertón comercial a la política
Por Juan Cristóbal Portales
“Un engaño inicialmente exitoso, vendido a través de un lobby ejecutado por aliados políticos”.
Por Juan Cristóbal Portales
Investigador Escuela de Periodismo
U. Mayor
Hoy estamos ante un escenario de clara desafección hacia los organismos garantes del modelo de desarrollo país. Nuestros empresarios y empresas privadas, Congreso, Tribunales de Justicia, partidos y coaliciones políticas aparecen como las instituciones con menor credibilidad y confianza ciudadana. Parte de este problema se lo debemos a una “PRización” de la política y actividad empresarial. Es decir, el reino del PR, o las relaciones públicas entendidas como herramienta fundamental para aceitar y convencer al votante-consumidor, a partir de ofertones de productos de dudosa calidad.
En este último apartado, y a nivel empresarial, tenemos ofertones tipo La Polar, consistentes en líneas de créditos felizmente otorgadas bajo tasas específicas, que después son repactadas unilateralmente para encubrir prácticas financieras ilícitas, disfrazar balances en rojo y defraudar a accionistas minoritarios. Un engaño inicialmente exitoso, vendido a través de conferencias de prensa, publicidad masiva, eventos corporativos, instancias gremiales y un lobby ejecutado por aliados políticos cercanos a gobiernos de turno y cooptados en directorios.
La contraparte política de este ofertón se hace carne no sólo a partir de un primer gobierno de Bachelet, que fustiga a los abusadores pero termina por archivar más de 300 denuncias al Sernac por clientes de La Polar. También por algunos zares de las “buenas prácticas”, que despliegan toda una monserga populista en torno a la falta de transparencia del empresariado chilensis y la clase política que la ampara, pero que no dudan en poner a sus asesores cercanos como insignes miembros del gobierno y la coalición que critican. Se codean con líderes empresariales conocedores de estas prácticas, o aceptan donaciones monetarias no transparentadas, que pueden condicionar su agenda “libertaria”. En la misma categoría caben nuevos líderes como Camila Vallejo, que hablan de independencia, virtud y consecuencia para diferenciarse de una “oligarquía del abuso y statu quo”, al tiempo que ciñen su actuar a los pactos, escaños y componendas ofertados por esa misma clase dirigente.
Estos ofertones revelan la ausencia de una concepción estratégica de ciudadanía o votante en cuanto públicos objetivos, críticos, demandantes, que deben ser convencidos y fidelizados con un sentido de largo plazo, a través de una oferta de calidad y una comunicación permanente, de dos vías, lo más simétrica, transparente y coherente posible.