Segunda mirada: El hombre más influyente de Chile
Los lectores de diarios se han convertido en eruditos de Kant. Cada domingo, el filósofo revive para darnos lecciones cívicas y morales, a través de las columnas de Carlos Peña, Fernando Balcells, José Joaquín Ugarte y tantos más. No hemos leído en extenso las propuestas de la reforma educacional, pero sabemos perfectamente cómo podría aplicar […]
Los lectores de diarios se han convertido en eruditos de Kant. Cada domingo, el filósofo revive para darnos lecciones cívicas y morales, a través de las columnas de Carlos Peña, Fernando Balcells, José Joaquín Ugarte y tantos más.
No hemos leído en extenso las propuestas de la reforma educacional, pero sabemos perfectamente cómo podría aplicar en ellas el imperativo categórico, cómo la metafísica de las costumbres impulsó los dichos del contralor, y que la derecha pretende volar en el vacío, como la paloma kantiana.
El hombre que criticó las costumbres, el juicio y la razón fue un erudito tan riguroso en su vida como en la frialdad de sus textos. Entró a la universidad a los 16, pero su temprana vida universitaria, lamentablemente, no lo salvó de haber muerto virgen. Era tan puntual que los vecinos ajustaban sus relojes a la hora de su paseo, y en toda su vida, jamás se alejó más de 15 km. de su natal Königsberg. Sin embargo hoy, a 210 años de su muerte, puede regodearse de ser uno de los líderes de opinión más influyentes en Chile.