Segunda mirada: Rectificación de un sibarita
El lunes fue detenido el “Ladrón de tortas selva negra”, como lo apodó la prensa. Un hombre de 39 años que semanalmente asaltaba una heladería en Valparaíso. No iba armado, no asaltaba la caja. Sólo buscaba el suave y cremoso sabor del helado artesanal. A muchos les provocó gracia y seguramente surgirán memes en redes […]
El lunes fue detenido el “Ladrón de tortas selva negra”, como lo apodó la prensa. Un hombre de 39 años que semanalmente asaltaba una heladería en Valparaíso. No iba armado, no asaltaba la caja. Sólo buscaba el suave y cremoso sabor del helado artesanal.
A muchos les provocó gracia y seguramente surgirán memes en redes sociales. Rafael Gumucio incluso lo defendió, pues le hizo la mejor campaña de márketing a esa pequeña heladería. Pero nadie se ha detenido en la burla que hacen de este incomprendido espíritu gourmet.
Su último atraco consistió en la sustracción de 4 cassatas de selva negra, de ahí su apodo. Pero este hombre no es un simple “mechero”. Tampoco un autista con una enfermiza obsesión por la torta de selva negra, como han querido mostrar. Su placer eran los helados y no las tortas. Algunos clientes frecuentes ya lo conocían como “el ladrón de los helados”, pero entre los trabajadores de la heladería ostentaba el título de “el ladrón de Tentazione”, su sabor favorito. Llamar a este hombre “el ladrón de tortas de selva negra” es desmerecer el paladar de un sibarita sofisticado.