Alianza público-privada
“La única alianza público-privada exitosa es aquella que da tasas de inversión más altas e Imacec dinámicos. Ninguna de las dos cosas está pasando en Chile”.
Ante las recriminaciones mutuas entre el Gobierno y el empresariado sobre la falta de dinamismo de la economía chilena, es importante poner al centro uno de los conceptos que más confusión han aportado a dicho debate: la llamada alianza público-privada.
Esta última ha sido mal entendida en diversas maneras —desde una petición de confianza a los inversionistas, hasta una agenda de beneficios puntuales para ellos en medio de dificultades económicas—, pero lo cierto es que la única alianza público-privada que aporta al país es aquélla donde cada una de las partes entiende y respeta el rol del otro, algo que en Chile se hace en las formas pero no en el fondo. Mientras las autoridades usan un discurso colaborativo, en la práctica se ha golpeado al sector empresarial con una reforma tributaria que le sube los impuestos y con una serie de anuncios para los meses que vienen, incluyendo los cambios laborales, los derechos de agua, el emprendimiento en materia escolar, etc. Los anuncios de agendas pro crecimiento o pro productividad son pequeños ajustes sectoriales o de trámites que se entrampan en el Congreso y que no tienen grandes efectos sobre el crecimiento.
La única alianza público-privada exitosa es aquella que da, como resultado de confianzas mutuas, tasas de inversión más altas e Imacec dinámicos. Ninguna de las dos cosas está pasando en Chile: la variación de este indicador en los últimos 12 meses a septiembre fue de 1,4%, menor a lo previsto, y la tasa de crecimiento anualizada en los primeros nueve meses de 2014 se ubica en torno al 1,2%, y la expansión acumulada entre enero y septiembre llega a un pobre 1,7%. Tampoco se ve un flujo de proyectos importantes (especialmente energéticos, que son los más necesarios).
Es preciso que el país deje de aferrarse en el discurso a conceptos como el anterior, que desvían la atención de lo que el país realmente debe hacer para retomar la fuerza de su economía y empleo. Tanto autoridades gubernamentales como dirigentes gremiales deben exigir que el debate sea al fondo del tema: ¿qué contenidos tendrá la reforma laboral?, ¿qué se está evaluando hacer con los derechos de agua? Todos, temas que sí afectan las decisiones de entrar con capitales a los mercados, y que hoy se nublan ante una alianza público-privada de poco contenido.