Baja productividad laboral
Por Alfonso Andrés Swett
Por Alfonso Andrés Swett
Lamentablemente, Chile tiene uno de los peores índices de productividad laboral per cápita de la OCDE (medido como PIB por hora trabajada en 2013). USD 19,859 por hora trabajada, versus un promedio de la OCDE de USD 39,921. Este año se han perdido 195.243 empleos (trimestre Dic.-Feb. 2014 a Jul.-Sept. 2014) en trabajos no estrechamente ligados al sector público. Es muchísimo, sobre todo si consideramos que el total de desocupados hoy en Chile es de 588.000 personas. Esta baja productividad laboral y elevadas pérdidas de empleos se transforman hoy en un muy mal combo.
Así como se debe que tener valentía para mostrar grandes problemas, hay que tener honestidad para reconocer buenas noticias. Este es el caso de la gran noticia que nos dio Corfo el jueves pasado, al invertir 5.000 millones de pesos en las personas, en mejorar su habilidades y por ende su productividad y empleabilidad, con una entidad tripartita (integrada por trabajadores, empresarios y Estado), para evaluar, formar y certificar competencias laborales.
En un brillante y visionario discurso, el vicepresidente de Corfo, Eduardo Bitran, explicó que invertir hoy en competencias laborales era uno de nuestros mayores desafíos. Con angustia nos mostraba cómo Chile, por la falta de personas calificadas en inversiones de energía solar, tenía que traer trabajadores desde Bulgaria. Esto es lo que hay detrás de los datos de la OCDE, donde nos señala que, en Chile, 9 de cada 10 empresarios no pueden encontrar personal con las competencias necesarias para enfrentar la demanda productiva. ¿Será ético que mientras se pierden puestos de trabajo por el frenazo económico, los nuevos que se generan no los podamos llenar con trabajadores chilenos?
A las buenas noticias desde Corfo y la notable visión de Bitran hay que sumarles la presencia entusiasta y comprometida de la ministra Javiera Blanco junto a todo su equipo, las autoridades de la CPC y la presidenta de la CUT. Se les veía honestamente comprometidos con ampliar aún más esta buena noticia de Corfo. Las buenas políticas públicas son obras de todos los actores y para todos los chilenos, y no de algunos iluminados para otros privilegiados o apitutados.