Brasil: ¿Cómo continuar?
Por Carlos Portales Cifuentes
Investigador Flacso- Chile
Por Carlos Portales Cifuentes
Investigador Flacso- Chile
La reelección de Dilma Rousseff contó con el 70% de apoyo del noreste pobre de Brasil y el 65% de los pequeños municipios, más Minas Gerais, el estado de su contendor, Aécio Neves. Dilma fue superada en el sur y el centro más desarrollados, en los municipios medios y grandes, y entre los más educados y con mayores ingresos, llegando en Sao Paulo a obtener el 65%. La emergente clase media se dividió por mitades. La retórica virulenta de la campaña pareciera confirmar una profunda división, aunque hay quienes sostienen que la falta de grandes diferencias facilitó una campaña negativa.
En los gobiernos del PSDB (1995-2002) y del PT (2003-2014), los programas sociales, tan reconocidos a los gobiernos de Lula y Dilma, fueron una ampliación de los comenzados por Fernando Henrique Cardoso. Esas políticas sociales fueron facilitadas por las reformas económicas de Cardoso, que no fueron alteradas por Lula.
Hoy el país ha llegado a un estancamiento económico con una inflación de alrededor del 6% y parece haber agotado los recursos gubernamentales para reactivar la economía sin mayores reformas. Lo anterior unido a las protestas por la mala calidad de los servicios y los escándalos de corrupción política han puesto en el tapete la necesidad de cambios. En la campaña se debatió sobre cómo lograr el crecimiento y aumentar la productividad, recuperar la confianza del sector privado y la apertura. La Presidenta ya ha prometido reemplazar a su ministro de Hacienda, criticado por su desempeño incluso por Lula, y ha iniciado consultas para diseñar un nuevo programa. En lo externo, Brasil ha expresado su interés en concluir negociaciones con Europa, lo que puede implicar diferencias con socios del Mercosur. Dilma no parece ir tan lejos como la idea de Neves de transformarlo en una zona de libre comercio. La necesidad de recuperar los niveles de inversión requiere dar confianza a los privados. La magnitud de los cambios en su equipo será el primer indicador de la posibilidad de recuperar un crecimiento que haga sostenible los programas sociales.
En cuanto a la corrupción y los ribetes que llegue a tener el proceso de Petrobras, será determinante la fuerza de la coalición oficialista, en un Congreso más fragmentado que el que termina.