Demandas docentes
Por Giorgio Jackson
Diputado Revolución Democrática
Alejandra Martínez
Profesora. Revolución Democrática
Por Giorgio Jackson
Diputado Revolución Democrática
Alejandra Martínez
Profesora. Revolución Democrática
En una reunión con más de 100 docentes en Coquimbo, una profesora levantó la mano para plantear que responder a sus demandas era necesario para hacer un mejor trabajo en el aula. Quienes escribimos esta columna provenimos del Congreso y la sala de clases, y ambos creemos que apoyar las propuestas de los profesores es apoyar mejor educación para todos nuestros niños.
Muchas veces es difícil entender las demandas de los movimientos sociales. ¡A nosotros nos pasó lo mismo! ¿Qué piden hoy los profesores y cómo eso mejorará la educación de nuestros niños? En primer lugar, el Bono de incentivo al retiro, un beneficio para docentes en edad de jubilarse y que tienen miedo de hacerlo con ingratas pensiones. La petición de aliviar el agobio laboral docente se refiere a la enorme carga que significa ser profesor en Chile. Manejar a un grupo de 40 niños, pensar en cada uno de ellos y sus necesidades, intentar hacer de psicólogos, mamá, papá y profesor al mismo tiempo, simplemente, no es posible. Avanzar hacia cursos más pequeños y más tiempo para que nuestros docentes puedan cumplir su rol es fundamental. También se demanda descongelar el Salario Mínimo Docente que implementó el gobierno de Piñera. Debiésemos tener en la más alta estima social y económica a esta profesión (insólitamente, entre las 6 profesiones peor pagadas de Chile, ¡5 son pedagogías!). ¿Cómo pensamos atraer a los mejores profesores si pagamos los peores sueldos? La demanda de titularidad de los profesores tiene que ver con lograr que docentes ya no sean contratados año a año y puedan pasar a un esquema laboral que les dé tranquilidad y proyección. Por último, los docentes exigen un reconocimiento a la deuda histórica. Hace más de 30 años el Estado les cambió las reglas del juego a miles de profesores, trayendo como consecuencia pensiones miserables a quienes dedicaron su vida a enseñar.
La reforma educacional no será exitosa si no logramos transformar la profesión docente en un pilar de nuestra sociedad. Reconocer la injusticia cometida es un paso mínimo para reconstituir confianzas y llevar la labor docente a la valoración que se merece. Luego podremos ver a niños educados en un mejor ambiente, con mejores herramientas y recursos. Lo que los profesores en realidad demandan son las condiciones para que los niños tengan una buena educación.