El Muro y Ampuero
“Para quienes fuimos comunistas, como Ampuero, la remembranza del Muro forma parte del anaquel de experiencias vergonzosas que no es posible olvidar”.
Sin duda que el nuevo aniversario de la caída del Muro de Berlín es un capítulo más de la historia general de la libertad. Prueba de su actualidad es la reciente película alemana “Del otro lado del muro”, de Christian Schwochow, en donde se narra la conmovedora historia de Nelly y su hijo después de una fuga, y que en más de algún aspecto nos recuerda “La vida de los otros”, de Florian Henckel.
Es en este contexto conmemorativo de lejana correspondencia espacial con Chile que se inscribe el nuevo libro de Roberto Ampuero, “Detrás del Muro”, cuya lectura anticipada he seguido a través de entrevistas a su autor. Para quienes fuimos comunistas, como Ampuero, la remembranza del Muro forma parte del anaquel de experiencias vergonzosas que no es posible olvidar. Jamás conocí la RDA, pero puedo perfectamente entender el simbolismo de la separación entre dos civilizaciones, en donde se confirma la inferioridad moral de una de ellas, la sociedad comunista realmente existente. No necesité palpar o franquear el Muro para romper con la experiencia comunista (el golpe en Polonia y la invasión soviética a Afganistán bastaron), aunque no con la utopía de un mundo en común y sus fundamentos igualitarios.
Lo que desagrada en la mediatización de Ampuero es su biografía excesiva, en la que converge la hipermetropía sobre un mundo detestable y la miopía que no ve muros en el seno del capitalismo, en nuestro caso chileno. Definitivamente, no entiendo la demanda excesiva de explicaciones a la izquierda, un universo variopinto de expresiones socialistas, que es de todo menos homogéneo, y que -exceptuando el PC- rompió colectiva y genuinamente con el mundo de detrás del Muro. Es excesiva la exigencia de rendir cuentas a individuos que vivieron en Alemania oriental, y que han condenado hasta a la revolución cubana y su definición de vivir juntos sin experimentar la libertad.
Pero lo que de veras constituye un misterio es la negación de aquello en lo que se creyó. ¿Por qué, me pregunto, Ampuero es hoy de derecha, y quienes fueron comunistas no por ello dejaron de ser de izquierda en alguno de sus mundos? ¿Tan equivocadamente habitaste el mundo de las ideas y de los principios morales de la utopía buena cuando fuiste un joven comunista, Roberto? Pero, ¿el error no será atribuible a una ingenua condición juvenil, “naturalmente” proclive al idealismo, lo que es más o menos evadir una respuesta? ¿O es porque en las ideas que abrazaste con pasión había algo de inmoral, y tal vez de maligno? ¿Era política e intelectualmente necesario virar a la derecha, o tu biografía fue tan dura y excesiva que, casi como un esclavo de la historia y sus determinaciones, no pudiste hacer otra cosa? No te culpo, muchos tuvimos que hacer el mismo camino pero con otro destino, aunque sin excesos y con las mismas razones.