La ideología del Muro
“El Muro de Berlín fue una medida de salud pública”.
Entre ayer y la madrugada de hoy se celebran los 25 años de la caída del Muro de Berlín o del “muro de la vergüenza”, y creo que es fundamental que entendamos las razones de su construcción.
El muro es el ejemplo por antonomasia de violación a la libertad individual y colectiva; pero antes que nada, es la expresión de una ideología que dio lugar a un sistema político. En efecto, la base intelectual de dicho sistema era la de suponer que los seres humanos son lo que dictan las condiciones sociales en que viven y no al revés. Luego, nuestra moralidad y sociabilidad deriva de la realidad que vivimos y no podemos escapar a ella. Lo que llamamos sentimientos morales (justicia, compasión y empatía) no superan las circunstancia, son meros reflejos de la realidad que vivimos, luego, cambiadas éstas, todo lo demás se viene por añadidura.
Ello supuso una visión de la naturaleza humana absolutamente plástica, una conciencia carente de funcionalidad y estructura, todo está por escribirse en la mente posibilitando la construcción de un “hombre nuevo”. No obstante, ello exige adaptar a los individuos a la “nueva sociedad”. Requiere si es necesario someter a tratamiento médico-psiquiátrico a quienes no se adaptan. De allí, la reeducación de los gúlags y de los tratamientos de “desintoxicación filosófica”. Es menester descontaminar y evitar toda suerte de contagio con el mundo burgués.
Más aún, es necesario liberar al hombre de todas aquellas condiciones de existencia tales como la familia, religión y el Estado burgués, con el propósito de construir la nueva sociedad. “Un verdadero bolchevique no debería ni podría tener familia, porque debería entregarse por completo al partido” (Lenin).
El Muro de Berlín es la expresión material de estos axiomas y principios. No fue sólo el resultado de un estado febril de Ulbricht o de su celoso continuador, Honecker, que gracias al gobierno chileno no fue juzgado; por el contrario, fue el resultado de imaginar lo que significaba no hacerlo. El Muro de Berlín fue hecho para impedir un contagio de los de afuera pero a la vez para contener a los “desadaptados”. En definitiva, para prevenir y salvar del desamparo y la miseria a los “ineptos”: fue una medida de salud pública.
El muro no pudo contener los sentimientos y anhelos de libertad y justicia, aunque paradójicamente los que lo construyeron invocaron esos mismos bienes. Explicar cómo dichas creencias pudieron imponerse y llegar a tales convicciones no es fácil: ¿fue resentimiento o miedo? Lo concreto es que ni estos sentimientos han desaparecido ni tampoco las ideologías que los justifican.