Niños y ciudad
Por Jaime Romero Álvarez
Subsecretario de Vivienda y Urbanismo
“No basta con que los niños ocupen los espacios públicos con seguridad. También deben participar en el diseño o rediseño urbano”.
Por Jaime Romero Álvarez
Subsecretario de Vivienda y Urbanismo
Muchos adultos que hoy viven en grandes ciudades recuerdan con nostalgia la vida de barrio en la que crecieron: sus caminatas a la escuela, el saludo al vendedor de la esquina, la cercanía con los vecinos y el improvisado uso de las calles como áreas de juego.
Sin embargo, el actual crecimiento urbano, sumado a otros factores como la percepción de inseguridad y la desconfianza entre las personas han llevado a disminuir los espacios de encuentro, transformando esa añorada vida de barrio y perjudicando especialmente a los niños, quienes han visto restringidas sus posibilidades de aprendizaje y entretención a través del contacto directo con su entorno social y urbano.
La familiaridad entre vecinos y la capacidad de éstos para supervisar y orientar la conducta de niños y jóvenes, ejerciendo un control social informal, son —tal como afirma el investigador norteamericano Robert Sampson— mecanismos clave para prevenir situaciones de inseguridad y potenciar el uso del espacio público.
Pero esta mirada, aunque deseable, no es suficiente. No basta con que los niños ocupen los espacios públicos con seguridad y con eventuales auxilios de vecinos, sino que también deben participar en el diseño o rediseño urbano, inspirando a los adultos y fundamentalmente a los tomadores de decisiones.
En el Minvu hemos asumido ese desafío, diseñando una metodología específica que nos permita elevar la ocupación de los espacios públicos, utilizando para ello las recomendaciones de los niños. Sí, de los niños. Son ellos quienes con mayor libertad pueden ayudarnos a demoler la muralla sicológica del individualismo y el desinterés por el entorno y la comunidad inmediata.
Con esta iniciativa, esperamos poder presentar durante el primer semestre de 2015 un primer resultado concreto, generado con los aportes que haga este grupo de pequeños planificadores urbanos. Dicha experiencia ya se ha aplicado con éxito en barrios de diversas ciudades europeas y latinoamericanas.
También en Chile comunas como Peñalolén han obtenido resultados tangibles en materia urbana y paisajística, escuchando las opiniones de sus niños.
Tal como señala el promotor del proyecto internacional la “ciudad de los niños”, Francesco Tonucci, “si una ciudad es buena para los niños, es buena para todos”. De igual forma, podemos agregar que las calles son mucho más seguras si hay niños en ellas.